La suerte favoreció a Yury Chillan, quien salió de Colombia con el peso de haber sido el secretario general de Samuel Moreno en la Alcaldia de Bogotá. Tuvo que responder algunas diligencias judiciales en el país pero finalmente pudo asumir el cargo de jefe de Gabinete de Unasur cuando su jefe político el liberal Ernesto Samper asumió la Presidencia en el 2014. Con el regreso de Samper a Colombia, Chillan asumió su reemplazo como encargado de Unasur.
Ha corrido catorce meses y cada dia Chillán se ha ido sintiendo más cómodo en la silla. Las denuncias, críticas y quejas anónimas no se han hecho esperar. La gama es gran de y van desde la utilización de bienes de Unasur para uso personal, corrupción en la entrega de cargos, acoso laboral, entre otros.
La situación, que se ha tornado complicada al interior de Unasur, ha forzado convocar un inusual número de reuniones entre los representantes de los doce países con el propósito definir el futuro de Chillán y los términos de en qué lo podrían remover del cargo en una institución que se ha desdibujado y cada vez tiene menos relevancia en la región, así opere en el mega edificio en la mitad del mundo, construido por el expresidente ecuatoriano Rafael Correa.
Hasta hoy, el Jefe de Gabinete ha contado con el respaldo de Venezuela –el gobierno de Chaves y luego Maduro que fue clave para la llegada de Samper-, Bolivia y de su propio país, Colombia. Fue el Presidente Santos quien armó la componenda junto con Venezuela para entronizar a Samper, aunque la presión de los demás países y la solicitud constante de informes ha ido llevando a una modificación de posturas frente a Chillán.
Desde la partida de Samper pesa con incomodidad la modificación del contrato que éste le hizo a Chillán para asegurar su permanencia. El episodio, que fue ocultado deliberadamente a los Delegados del Organismo, cambió un contrato a término fijo por uno indefinido que debería ir hasta la llegada de un nuevo Secretario, otorgándole a Chillán un estatus particular y no previsto en la reglas de UNASUR. Las dificultades de ponerse de acuerdo en un nuevo nombre le han convenido al colombiano.
Chillán no ha sido prudente en la utilización de los bienes que le pertenecen a Unasur. Ha utilizado a sus anchas el Audi adscrito al Secretario General, con chofer y escolta, incluso más que el propio Samper cuando ejercía el cargo, a sabiendas de no contar con la representación de los países y que sus funciones le fueron limitadas a las de un simple tramitador.
Chillán se ha asegurado de mantener la nómina de asesores amigos que heredó del ex Presidente Samper con los debidos beneficios. Los beneficios han incluido en el pasado el pago de regalías duplicadas (tanto las destinadas a funcionarios internacionales como locales), y la actual cotización en el sistemas de seguridad social de Ecuador al mismo tiempo que se les paga un seguro privado. Estos beneficios irregulares han significado importantes sumas para la jefa de prensa, Ana María Serrano y asesora legal, Tania Arias.
En el contexto de una contienda electoral en Colombia, la situación de Chillán comienza a incomodar a las autoridades. En la última misión electoral a este país UNASUR envió, en contra de lo que establece el código de ética de las observaciones internacionales a una ciudadana colombiana, a su jefa administrativa y persona de confianza de Chillán: Dolly Arias. A pesar de su rol administrativo fue ella la encargada de concretar reuniones con autoridades y partidos políticos en Colombia para una Misión que a la fecha no cuenta con informe final.
Aunque las denuncias contras Chillán han sido contundentes algunos países (especialmente Venezuela) han cerrado filas con el Jefe de Gabinete para defender el legado de Samper y los propios beneficios de los que gozan al interior de la Secretaría.
La pregunta es cuanto más están dispuestos a aguantar las irregularidades de Chillán y respecto de las cuales se rumorea, incluyen graves acusaciones de funcionarios al interior del Organismo que podrían darse a conocer en las próximas semanas. Su permanencia en la Secretaria sigue debiéndose al respaldo de Nicolás Maduro, país que siempre le ha apostado a este organismo incluso presupuestalmente.