La razón de ser del verdadero artista a nivel integral (composición, interpretación y dirección musical hoy en día) no se puede reducir a estudiar música, tener talento para desarrollarla, y contar con una excelente imagen corporal y madurez espiritual, sino que debe ir más allá. En diálogo reciente que sostuve con el maestro Yuri Buenaventura, pude descubrir la luz y el verdadero compromiso de los cantautores en la era moderna y que han construido su carrera con base a inmensos sacrificios, ejemplar disciplina, dosis de constancia y capacidad.
Yuri, un hombre que prácticamente nació de la nada, en una barriada que identifica a Buenaventura en el pacífico colombiano, una región abandonada por el Estado e invadida de violencia y narcotráfico, y que hoy se debate en una crisis social que refleja la afectación de una cultura descarrilada de corrupción sin límites. Un hombre que tomó el morral y decidió cruzar el océano apostarse en la gran París, contra viento y marea, sin miedos retar sus rincones, sus calles, su cultura, su historia y construir un sueño, que hoy es una realidad ubicándolo como uno de los consentidos y como ciudadano ejemplo de superación, motor de desarrollo cultural, brillante por su calidad humana y artística; no en vano, con honores recibió el título de “Caballero de las artes y las letras”, otorgado por el gobierno francés.
Yuri Buenaventura, un hombre colombiano aparentemente tímido, que no da muchas entrevistas, que vive en silencio y que es portador de una voz inigualable que refleja sencillez y humildad pero que después de la tormenta que vivió y haberle puesto el pecho a los infiernos desconocidos, conoció la calma y el cielo desde el pico de la montaña, ganándose el aplauso de los públicos más exigentes de la cultura francesa entre otras. Todo lo anterior lo llevó a crecer como ser integral aprendiendo que ser artista no basta con tener talento, inspiración arrolladora, el apoyo de tecnología o el honor de ser acompañado por las grandes sinfónicas en recitales, sino ser aquel que debe mantener vivo el poder de comunicar, un innato compromiso con su país y constituirse en una herramienta eficaz para construir salidas y contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos de su patria esencialmente, trabajar con los gobiernos no importa el color político para generar soluciones contra la desigualdad, el hambre, la educación, la generación de empleo, etc.
Para aquel que no ha conocido a Yuri personalmente o al menos no ha escuchado su espíritu de artista, vale la pena que trate de acercarse a lo que piensa, a las letras de sus composiciones como El guerrero, Donde estás, Valle de rosas, Guajiro del monte y muchos más éxitos que lo han definido como el artesano de la música popular. Pero su voz es lo de menos, siendo brillante y única, en cambio su alma es lo de más, su entrega y preocupación por su pacífico especialmente Buenaventura, por su comunidad, por los niños del futuro, por la generación que trata de buscar alternativas para que en el camino correcto alcancen sus sueños y logren aportar a una sociedad que los necesita puros y capaces.
Yuri Buenaventura es un incansable y un luchador. Él está seguro de continuar ascendiendo hacia lo más alto, para desde allí tender la mano al que lo necesita… como le ocurrió a él mismo cuando a grito entero y con su voz afinada y natural mereció limosnas en el metro de París para después recibir los aplausos de pie de una cultura que no es la suya, pero que lo acogió como propio y se rindió ante su música y su canto por la vida… su compromiso por los demás, lejos del egoísmo o de ambiciones faranduleras personales que abundan en aquellos artistas amantes del ego y la vitrina y que nunca dejarán de ser comunes y corrientes.
