"Yo vivo en Petrópolis"

"Yo vivo en Petrópolis"

¿Para donde va la ciudad gobernada por Gustavo Petro?

Por: ROLANDO ANDRÉS LÓPEZ PEREIRA
noviembre 04, 2014
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Para quienes vivimos en Petrópolis cada día que pasa hace más complicada y caótica la situación de movilidad en la ciudad. Y así el mandatario de Petrópolis diga que la urbe a su cargo es un excelente vividero, nada más lejos de la realidad.

El paro de la semana pasada terminó de comprobar que en materia de movilidad la ciudad está atrasada años luz, a pesar de que la administración distrital diga lo contrario. Gustavo Petro quiso librar un pulso con los transportadores para demostrar quien mandaba en la ciudad, pero el tiro le salió por la culata. A pesar de que la Alcaldía anunció con bombos y platillos que la medida del pico y placa se mantuvo, como si fuera un gran triunfo, la verdad es que tuvieron que ceder en lo que verdaderamente buscaban los transportadores: que el Distrito asuma las pérdidas del Egobus y Coobus, las dos empresas operadoras del SITP en Suba, pertenecientes a los pequeños transportadores que hicieron el paro. El supuesto triunfo de Petro le va a costar a la ciudad 600 millones de pesos mensuales.

Petro no puede ver que la situación de movilidad que recibió  de Samuel Moreno fue mejor de la que va a entregar. Actualmente la red vial de la ciudad está atrasada diez años, porque nuevas vías no se han abierto y las que se han inaugurado han empeorado el tránsito de la ciudad. Un caso patético es el de la apertura de la carrera 11, la cual se consideraba una vía clave para descongestionar el norte de Bogotá. Sin embargo, esta obra lo que hizo fue empeorar la situación, ya que no se planeó adecuadamente el sentido de algunas de las calles que desembocan en la 11 y que ahora la embotellan, creando unos trancones peores de los que había antes de que existiera.

Otro caso para destacar es el de la avenida La Sirena o calle 153, una vía que une la Autopista Norte con la Avenida Boyacá. Ya está casi terminada, después de sufrir un atraso de más de dos años respecto a su plazo inicial de entrega. El costo de la obra aumentó considerablemente. Hoy, los habitantes de la zona no entienden como con semejantes demora e inversión la avenida La Sirena va a tener dos carriles en sentido oriente-occidente, pero solo uno en sentido contrario, a pesar de que existe el espacio público para construir el carril ausente.

Ni que decir del famoso puente de la calle 94, otro elefante blanco que lleva casi seis años en construcción y apenas están trasladando las líneas y tuberías que la obra podría afectar. El costo del puente se duplicó en ese tiempo y sin embargo la obra sufre un atraso inmisericorde. Se han bloqueado vías, hay huecos por las zonas aledañas, incomodidad, caos, pero de soluciones para la ciudad nada.

El metro para Petrópolis es otro chiste de mal gusto. Aunque parezca increíble, la ciudad lleva más de 50 años escuchando que se va a construir el metro para una zona metropolitana de tan acelerado crecimiento. En 1978 EL TIEMPO alcanzó a publicar en una portada que ese año el entonces alcalde Hernando Durán Dussan muy pronto iba a comenzar las obras del nuevo metro capitalino. Petro no podía quedarse atrás; el alcalde actual lleva casi tres años afirmando que en su administración se comenzaría la construcción del metro, pero todo se le ha ido en meras declaraciones y costosos estudios que no llevan a nada. Tristemente, el mejor ejemplo de eficiencia es el de Panamá, nuestro vecino. El expresidente Ricardo Martinelli se propuso hacer el metro para la capital panameña y en tres años tuvo lista la primera línea, sin tantos onerosos estudios de conveniencia, de suelos, de financiación, etc. Definitivamente, querer es poder.

Ni hablar de otros temas que termina por afectar la movilidad de la ciudad, como la costumbre de los manifestantes de bloquear al Transmilenio para protestar por cualquier cosa, la gran cantidad de taxis que parquean en cualquier lado a esperar clientes sin ningún control de las autoridades, los operativos de la Policía de Tránsito para conseguir cumplir con la cuota de multas que les pide la administración, o incluso la mal llamada máquina tapahuecos, que según la Contraloría distrital no sirve porque al poco tiempo vuelven a abrirse y peor los huecos que supuestamente había tapado.

A los turistas que nos visitan, bienvenidos a Petrópolis, pero cójanla suave porque esta ciudad se mueve a paso lento, muy lento.

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