Yo sufro de tonitrofobia ¿y qué?

Yo sufro de tonitrofobia ¿y qué?

Las fobias y miedos modernos de las personas.

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
diciembre 23, 2014
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Yo sufro de tonitrofobia ¿y qué?
Foto: archivo psicoconsulta.com.ar

Los galenos las definen como el “temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específica” pero los demás mortales sólo atinamos a decir que una persona tiene una fobia es decir, un temor por un objeto, animal o situación determinada.

El origen de la palabra deriva de fobos, hijo de Ares (Marte) y de Afrodita (Venus) y representa el temor.

Pero aunque son poco conocidas hay gran número de fobias que son las causantes de muchos desequilibrios en algunas personas. Así que no se asuste si su médico le dice que sufre de Triskaidekafobia, pues no es otra cosa que el temor al número 13.

También, y eso es una cuestión cultural, hay muchos caballeros y féminas que sufren de Ablutofobia o sea el miedo a lavarse o bañarse. Lo grave de este asunto es que las consecuencias las percibimos quienes tenemos, en alguna ocasión, la mala fortuna compartir un espacio estrecho como un elevador con alguno o alguna que sufra de este mal.

Para infortunio de muchos don juanés de fin de semana a veces sus requiebros y arrumacos con algunas damas no les funcionan, pero es que el casanova de turno no se ha dado cuenta que es inútil el gasto que hace de su arsenal de palabras y frases melosas, pues la mujer a la que intenta atraer sufre de Androfobia, o sea, miedo a los hombres y ahí ni hablar de enamoramientos.

En estos tiempos en que los precios de todo andan por las nubes y las flacas cuentas de ahorros se recienten cada vez más, mientras los salarios escasamente alcanzan para lo cubrir las necesidades básicas para no morir de hambre, casi todos sufrimos de Arithmofobia, o sea el miedo a los números que nos ponen los pelos de punta cuando llegan los viles recibos de las cuentas de cobro.

Mi abuelita, mujer inteligente y añosa, me decía que por ninguna circunstancia se montaría en un avión. Yo para dármelas de instruido un día le dije “abuelita, usted sufre de Aviofobia o sea tiene miedo a volar. A lo que me respondió muy seria y contundente: “no sea bobo, mijo, si los seres humanos hubieran nacido para volar en vez de pies tendríamos alas”.

Tengo un amigo que padece de Cacofobia: miedo a la fealdad, pero ha aprendido que luego de dos o tres buenos tragos entre pecho y espalda se cura momentáneamente de la enfermedad y las ve a todas hermosas, por eso, pregona, hay que mantener a media caña, así día siguiente sumado al guayabo mas horroroso descubra, gracias al amigo de la cámara digital, que la hermosa compañera de fiesta la noche anterior no lo era tanto como sus ojos la vieron.

De lo que si estamos seguros, es que ellas, las bellas damas que pasan a nuestro lado con un delicioso andar y con poses de reina, nunca sufrirán de Catoptrofobia, es decir, miedo a los espejos, pues cuando no tienen uno a la mano, cualquier cosa que devuelva en reflejo su figura es para las bellas su más preciado tesoro.

Hoy, cuando esta modernidad que nos avienta sin descanso los más recientes inventos de la tecnología hay todavía personas que no quieren saber nada de los ordenadores o computadores y los adictos cibernautas, que mantienen los ojos cuadrados de tanto navegar diaria y nochemente en sus maquinas, miran con desprecio a esos seres que denominan “jurásicos” y a quienes acusan de sufrir Cyberfobia el miedo a los ordenadores o del trabajo en un ordenador.

Hay muchos vivos que se valen de la más ingeniosa de las disculpas, para justificar sus continuas escapadas de casa y cuando la pobre esposa lloriqueando pregunta conmovida el por qué de sus ausencias, el hombre tartamudeando por los efectos de la juerga responde sin ningún rubor “mi amor, es que el medico me ha dicho que yo sufro de Ecofobia (miedo al hogar) y la pobre mujer que no conoce el significado de la palabreja ayuda a llegar a su cuarto al mañoso marido, “porque si lo dijo el doctor, eso debe de ser muy grave”.

Por hoy dejemos el asunto pues son muchas y variadas las fobias que pueden padecer las personas. Yo particularmente sufro de una que es la Kopofobia, que no es otra cosa que el miedo a la fatiga. Por eso espero que nos encontremos en otra oportunidad.

(Tonitrofobia, es el temor a los truenos)

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