Yo soy Yuliana
Opinión

Yo soy Yuliana

Para que tanta impunidad no nos siga llenando de dolor debemos convertirnos en Yuliana y exigir que como han dicho las redes de mujeres: ¡Ni una menos!

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diciembre 09, 2016
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Imposible no referirme al atroz secuestro, violación y asesinato de Yuliana Andrea Samboní, aunque resulte difícil encontrar palabras para expresar el repudio hacia el culpable y la solidaridad con la familia. Lo que sucedió con esa inocente niña de siete años es el resumen del horror que puede generar una sociedad, sin embargo en este caso hay el leve consuelo de que ya se tienen un acusado detenido, sindicado y muy probablemente condenado con todo el rigor de la ley. No pasa lo mismo con otros casos que siguen en total impunidad.

¿Por qué el asesino violador buscó una niña humilde? Tal vez la explicación sociológica sea la de que en esta sociedad los límites entre ricos y pobres se miden por el abuso y la discriminación.  Probablemente en un ambiente así se formó la mente de ese monstruo. Allí donde se le debieron infundir respeto y democracia aprendió desprecio y arrogancia por los menos favorecidos.

Considerar igual al que tiene menos, es un ejercicio elemental para la construcción de una mejor sociedad. Lamentablemente en Colombia, hay la tendencia a creer que quien tiene más, vale más y merece más respeto. Las personas con poder adquisitivo reciben todo tipo de beneficios y gabelas, no solo frente a la ley, sino frente a la educación, a la salud, a la recreación y en general a todos los servicios.

Ser pobre no es una condición natural, sino una situación económica y social que debe obligar al estado y a la sociedad a producir acciones que ayuden a equilibrar esta condición. Esa sería la prioridad para una educación más sana, que no permita que se tome la pobreza como licencia para abusar de los más necesitados.

Es importante también reflexionar sobre cómo se produce la violencia porque a esos niveles de perversión no se llega de una sola vez. La violencia contra una niña o contra una mujer es una escala que se va recorriendo paso a paso.  Se empieza con violencia psicológica, con abuso de autoridad, con actitudes antisociales, con machismo, y otras expresiones que deberían servir de alertas tempranas para evitar un desenlace como el que nos tiene llorando por Yuliana.

 

En lugar de prevenir o identificar alertas tempranas,
aquí preferimos el camino del castigo inútil,
cuando ya se perpetró el delito

 

Pero en lugar de prevenir o de identificar esas alertas, aquí preferimos el camino del castigo inútil, cuando ya se perpetró el delito. Ahora los oportunistas legislativos corrieron a presentar leyes de mayores penas para sancionar la violencia sexual o el feminicidio, cuando muchos de ellos se opusieron a modificar la educación sexista y la discriminación por género en las escuelas. A las marchas orquestadas para proteger a la familia de una cartilla que pretendía educar en la diversidad, no les preocupaban la violencia. Su meta era una familia mentirosamente ideal. Tal vez tenían en mente una tan “ideal” como la Uribe Noguera.

Otro asunto a preguntarnos entonces, es ¿qué debemos hacer? Sin excluir la vía punitiva que también debe aplicarse hay muchas acciones posibles porque la vía punitiva no funciona sino en poquísimos casos. Tal vez sólo cuando llegan a situaciones irreversibles como las de Rosa Elvira Cellis o las de las mujeres asesinadas por el monstruo de Monserrate o cuando hay una movilización mediática que casi siempre ocurre en la capital. Pero ¿en el resto del país? ¿Qué ha pasado con Dora Lilia Gálvez en Buga? Y sobre todo ¿qué pasa con las miles de violaciones que a diario se cometen en Colombia contra niñas y mujeres? La respuesta es nada. Tristemente la Fiscalía actúa tarde y poco, las evidencias se pierden por falta de claridad en las rutas de atención y solo en casos rarísimos se llega a la judialización.

Para que tanta impunidad no nos siga llenando de dolor debemos convertirnos todos y todas en Yuliana y exigir que como han dicho las redes de mujeres: ¡Ni una menos!

 

yuliana.margarita - Yo soy Yuliana

 

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