Yo ya no veo televisión colombiana, hace mucho que no lo hago. La última vez que me senté a hacerlo fue con la novela de Pablo Escobar basada en el libro de Alonso Salazar. Y bueno, nunca me he perdido una sola de las temporadas de Yo me llamo. Anoche inició la del 2018.
Un acierto total lo de llamar al Señor Escola y a Pipe Bueno. Me sorprendió gratamente el cantante de música popular. Él será el policía bueno y será imposible no adorarlo. Es desparpajado y frentero. Se nota que es un gran tipo. Y Amparito es el show total. A sus 62 años luce cada vez mejor, ¿le vieron los brazos?, ¿la piel? Además cada vez está más divertida. El apunte de que se arrepiente de no haberse “echado un polvo” con Chayanne y la insinuación de que estuvo “muy cerquita” de Alejandro Fernández.
El jurado funciona, los artistas no. En el primer capítulo en Barranquilla además de una imitadora venezolana de Ana Gabriel no hubo mucho más para mostrar. Eso sí, los osos y la desgracia ajena siempre darán rating. Hubo un imitador de Chayanne y otro de Camilo Sexto que a uno le rompe el corazón. Lo otro es que soy un nostálgico y a todavía extraño a Linda Palma tras bambalinas, creo que la paisa Melina Ramírez no le da ni por los tobillos. Lo que le sobra en belleza le falta en gracia.
No he visto el rating ahora, pero me imagino que RCN no tendrá nada qué hacer ahora que ha regresado el monstruo. Si perdió por goleada contra un producto mediocre como La reina del Flow, ¿qué pasará ahora que ha regresado con el reality de la reina de la televisión?
Hice un sondeo entre mis amigos, muchos de ellos ni siquiera ven televisión. Todos estaban conectados con Yo me llamo. ¿La razón? Todos nos sentimos identificados con ese programa. En esta versión empezó ganando desde las mismas promociones. Esos viajes a través de tiempo fueron súper divertidos y conectaron de una. No le dé más vueltas, el programa del 2018 será esta nueva temporada de Yo me llamo. La culpa la tiene Amparo Grisales y su gracia inmortal.