Tal vez para ustedes, aquel sábado 7 de febrero pasó como un día desapercibido. Siendo otro día más que transcurre en medio de noticias buenas, malas e insólitas a las que estamos acostumbrados. Sin embargo, ese día marcó el inicio de lo que podría ser el mayor acto de equidad para la educación colombiana. Cerca de 2.500 estudiantes se reunieron en el colegio Nicolás Esguerra con el fin de realizar el Acto de Bienvenida a los beneficiarios del Programa Gubernamental “Ser Pilo Paga”.
En dicho acto, estuvieron el Presidente de la República, la ministra de educación, el ministro de hacienda, el director de la DIAN (aunque a primera vista uno se pregunta ¿Qué carajos hace el director de la DIAN en un evento como este?) , el director del ICETEX y la directora del Departamento Administrativo de Prosperidad Social. Y es que, pese a todas las críticas que pueda recibir esta iniciativa si hay un programa del gobierno que merezca ser resaltado es este.
“Ser pilo paga” surgió –al menos en Colombia- con la llegada de Gina Parody al ministerio de educación. A la ministra le sonó la idea chilena –conocida como PACE Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior- , por lo que se reunió con el Presidente y luego con rectores de universidades. La propuesta se presenta dentro del marco de la paz, como una transformadora herramienta de equidad social mezclando dos valiosos elementos; de un lado, el mérito, pues solo podrían ser candidatos aquellas personas que tuvieran un puntaje igual o superior a 310 en las pruebas ICFES; del otro, un factor económico, solo quienes estén clasificados en el Sisben como 1 y 2 pueden postularse como candidatos.
Por último, el estudiante debía ser admitido en el programa de pregrado por la universidad que él o ella había escogido. Esto último, evidencia al menos tres situaciones:
La primera, los estudiantes aplican a las universidades y programas que quieran. Con lo cual, se hace posible que las personas estudien lo que quieren y en donde lo quieren. Por ejemplo, alguien podría estudiar Arte porque le gusta y no porque le toca en la Universidad de los Andes (la universidad más costosa del país), y no derecho e ingeniería por obligación o por su eventual rentabilidad. Descartando una visión minimalista de lo que significa la educación, que solo financia estudios con base en su retribución económica futura.
En segundo lugar, y las universidades en el ejercicio de su autonomía deciden a quien admiten y a quien no (¿Qué universidad no quisiera darse el lujo de tener a los mejores estudiantes entre los suyos?).
Pero hay un hecho que preocupa y que al mismo tiempo revela una situación alertadora: La mayoría de los estudiantes optaron por universidades privadas. Esto quizás, sucedió por el imaginario social –el cual deberá ser verificado o no- según la cual, en las universidades públicas no se da una educación de calidad, la duración del pregrado se ve afectada por situaciones internas (paro de personal administrativo y docente) o externas (insuficiencia de recursos públicos que garanticen una calidad y cobertura adecuada).
Después de cumplir con estos tres requisitos, el estudiante candidato se haría acreedor de una beca-crédito (llamémosle crédito también para hablar en lenguaje de los opositores) la cual se condona totalmente con la graduación del estudiante. En efecto, fueron 10.080 los beneficiarios, quienes cumplieron el sueño de romper con una de las barreras más grandes en uno de los países más desiguales del mundo: acceder a la educación superior de calidad pudiendo escoger entre las treinta mejores instituciones educativas del país. Al menos por ahora, el dinero no iba a ser el principal factor para estudiar una carrera.
Pero como el objetivo no se logra solamente con garantizar el acceso, se diseñó un auxilio educativo. Este busca facilitar el desenvolvimiento del estudiante a una etapa en la que debe adaptarse a un nuevo roll, ser estudiante universitario. El subsidio que sufraga los gastos de sostenimiento, se distribuirá semestralmente así:
1 SMMLV si la persona estudia en la misma ciudad en la que vivía al momento de presentar el ICFES.
1.5 SMMLV si estudia dentro del área metropolitana (como sucedería en el caso de que alguien viva en Envigado y decida optar por estudiar en Medellín).
4 SMMLV si la persona se desplaza a otra ciudad como ocurre con Johan Andrés García, quien vivió en el municipio de Sandona (Nariño) y obtuvo el mejor puntaje nacional en el ICFES (426 puntos). Johan Andrés inició ingeniera química en la Universidad de los Andes este semestre. Este es uno de los miles de casos en los cuales el esfuerzo y las ganas de salir adelante no se ven truncadas por la falta de recursos.
Muchas preguntas rodean el desarrollo del programa del gobierno. ¿Cómo hacer sostenible un modelo que requiere de 155 mil millones de pesos por año sólo para los estudiantes que iniciaron clases este año durante todo su pregrado? ¿Qué pasará con las generaciones venideras? Tal y como lo anunció el ministro de hacienda, si parte de los recursos que financian este programa vienen de una reforma tributaria ¿Se requerirá de una reforma tributaria anual para mantener el programa con vida?
Todos sabemos que este no es el fin de una política educativa nacional, sino que debería marcar el inicio de un verdadero revolcón. Algo que por ahora les tocó a quienes obtuvieron los mejores resultados y asumieron ese reto.
No es fácil acoplarse a un mundo universitario diferente. Un ritmo de vida agitado y exigente, pero de seguro las ganas de estudiar, y el hecho de que tener mayores oportunidades implica mayores responsabilidades será un factor a tener en cuenta.
Ahora bien, el verdadero reto no es inaugurar esta política sino continuarla e ir corrigiendo errores.
Un gran peligro radica en la situación en la que se queda el estudiante que no logre terminar sus estudios, quedando con una deuda inmensa y sin la oportunidad de terminar un pregrado. Ciertamente, el gobierno debe buscar la manera de reducir el porcentaje de deuda del eventual deudor. Pero me parece que prima facie es un buen estímulo hacer al estudiante (pero no solo a este) hacerlo responsable de su rendimiento académico. Sobran las historias de personas que acceden a la educación superior y se demoran miles de años en graduarse, quitándoles a otros la oportunidad de educarse.
Otras críticas pueden ser esgrimidas. Por ejemplo, el sistema educativo debería construirse desde abajo –mejorar la educación básica primaria, luego la secundaria y finalmente la superior-. De lo contrario, lo que se hace es dar educación superior para un pequeño número que posiblemente fue el mejor educado.
Pero no debemos caer en un pesimismo extremo. Aquel de que nos quieren hacer dueños los enemigos de todo. Los radicales insensatos que no escuchan nada propio al ruido de sus propios egos.
Enhorabuena damos la bienvenida a una política que como todas, no está exenta de crítica ni mejoras. ¡Pero que nada ni nadie le quite la felicidad a nuestros pilos! ¡Muchos éxitos a todos nuestros pilos y pilas! Nuestra sociedad tiene los ojos y la esperanza puesta sobre ustedes.
Javier Cardenas
@pibe125