Ocurrió a las 7:45 de la mañana cuando Manuel Cataño Hernández conducía su camión cisterna. Justo en el sector de Tasajera, en una curva, vio una babilla gigante en la carretera, por intentar esquivarla se salió de la carretera y se volcó. Él quedó atrapado en el carro y la gente empezó a llegar. Pensó que venían a rescatarlo pero no. En Tasajera lo que hay hambre, necesidades. Venían a saquearlo todo.
Tasajera, que alguna vez fue un pueblo de pescadores prósperos, está sumido desde los últimos 20 años en una profunda crisis. Cataño Hernández, como pudo, salió del camión y se alejó le gritaba a la gente que se calmara, que corrían peligro, que ni se les fuera a ocurrir sacar la batería, hacerlo podría producir un estallido. Salió corriendo buscando a la policía, cuando volvió ya habían cientos de personas con baldes tratando de sacar gasolina, lo que fuera.
Entonces vio a dos jóvenes intentando sacar la batería. Él sabía lo que podría pasar, por eso le dijo a los agentes que se pusieran a salvo, que se formaría un infierno y exactamente eso pasó: se formó el pandemonium. Escuchó los gritos, los cuerpos incinerados, la desesperación. Arriba el sol golpeaba con violencia. El calor era agobiante.
Manuel Cataño Hernández de 37 años nació en la Jagua de Ibirico Cesar y, en este momento, se recupera de los golpes que sufrió en el accidente. La explosión del camión cisterna dejó 7 personas muertas y más de cincuenta personas heridas.