Gracias al éxtasis pude soportar nueve horas antes del concierto de los Rolling Stones. La misma cantidad de tiempo que gasté para ver de frente a U2. El éxtasis ni el MDMA, ni la cocaína matan tan fácil como lo están haciendo ver después de la muerte de Andrea Cabrera. Ahora quieren satanizar una droga que tiene sus riesgos, como el alcohol o el tabaco, pero que no es tan mortal como la quieren hacer ver. En Holanda y Alemania, cuna de las fiestas electrónicas, se consume con regularidad desde finales de los años ochenta. El LSD se consumió con fuerza a mediados de los años sesenta y fue sintetizado por el científico Alberto Hoffman para ayudar a diagnosticar enfermedades mentales. Si uno hila delgado puede decir que la revolución cultural de los sesenta tiene gotas lisérgicas.
Lo que hay si, es que hacer campañas como las que emprenden los chicos de Échele cabeza para aprender a controlar el consumo y eduque a la gente que lo quiere hacer. Si tienen algún tipo de enfermedad los termina rayando. Recuerden que las anfetaminas y el ácido enloquecieron a la Alemania de los años treinta. Los Nazis impusieron regímenes de trabajo bestiales, de casi 18 horas, que les permitieron levantar un país caído a pedazos después del pacto de Versalles, gracias a los bombones de metanfetamina que repartían.
No seamos tan godos y tan hipócritas. Por ahí escuché a un eminente locutor de las mañanas, reconocido rumbero, decir “Maldita Droga”. No sé cómo murió la joven hija de un general de la república. No sé qué problemas cardiacos tenía, pero por favor, acá la culpa no es de la droga. Desinformar le haría mucho daño a las campañas de prevención. Hay que prevenir no a partir de la moral sino del conocimiento, de lo fáctico.
Yo consumo cada viernes. No soy un caso excepcional. Hay estudios que demuestran que el éxtasis no es más nocivo que el Red Bull. Yo espero que el caso de Andrea Cabrera no desate una cacería de brujas contra nosotros los rumberos. Muchos locales de música tecno se justifican por el consumo de una droga que ayuda a abrir los sentidos. Una droga que no genera mayor adicción que la cerveza.
Todo apunta a que lo de María Andrea pudo haber sido un desafortunado accidente. Algo que puede pasarle también a los borrachos. ¿Cuántos no han muerto por ahogados entre su propio vómito? Acá hace falta más responsabilidad de los medios y de las redes. Por favor, no hablen sin saber. Yo consumo ácidos cada ocho días, tengo 45 años y una vida plena. No desinformen mas que la ignorancia causa más muertes que cualquier tipo de drogas.