Violencia, reclutamiento en grupos criminales, falta de oportunidades, drogadicción y la violación de su derecho a la vida son apenas algunas de las problemáticas que deben vivir los niños a nivel regional y en todo el país.
Sin embargo, decenas de menores están siendo alejados del mundo del microtráfico, el abandono y los grupos ilegales gracias a líderes como Yesenia Arrubla, quienes apuestan por un futuro mejor para ellos a través de la educación, su inclusión en los temas de ciudad y la apropiación de los espacios tomados por los ilegales.
Esta joven del municipio de Caldas, quien hace parte de la RedAcción de Paz, una estrategia de la Fundación mi Sangre para conectar agentes de cambio de todo el país, comenzó a desarrollar su pasión por el liderazgo social desde su niñez, cuando su abuela la motivó a unirse a un grupo juvenil religioso en el que tuvo su primer acercamiento a las problemáticas sociales que ha vivido Colombia a los largo de su historia, cuyos efectos han vivido especialmente los niños y adolescentes.
“Mi familia siempre fue muy unida, en especial la paterna que era muy numerosa. Siempre estamos muy pendientes los unos de los otros para ayudarnos en cualquier dificultad que alguno llegue a tener. De ellos, mi abuela fue la que motivó mi acercamiento a los procesos sociales, por lo que mi primera experiencia fue en un grupo juvenil de la iglesia. Luego de esto, en el colegio me uní a clases de música y de teatro”, recordó esta mujer de 20 años.
Arrubla relató que al finalizar su bachillerato ingresó al Colectivo de Educación Popular Paulo Freire en Caldas, donde comenzó una de sus grandes pasiones: el cambio de realidades sociales de los menores por medio del conocimiento.
“La experiencia me permitió transitar de ser la niña que hacía parte de varios procesos a desarrollar mi liderazgo y aportar a las iniciativas de las que hago parte. Varios estudiantes de la Universidad de Antioquia lideramos un preuniversitario, el cual estaba dirigido a que jóvenes a los que el costo de los cursos de preparación para el examen de admisión les representa una barrera que impide la igualdad de oportunidades a la educación superior”, manifestó.
Posteriormente, esta estudiante de trabajo social de la Universidad de Antioquia llegó al proyecto comunitario Matices, en el que se ha desempeñado hasta la actualidad, completando más de un año. En esta iniciativa, Arrubla trabaja con los niños del municipio de Itagüí en procesos de formación y sensibilización como cineforos, tomas culturales, muralismo y lecturas en voz alta en sitios abandonados que son usados como plazas de vicio o zonas de violencia.
“Buscamos que los menores conozcan otra forma de relacionamiento diferente a la cultura de la violencia propia de los territorios y contextos en los que han crecido, por lo cual trabajamos para que aprendan y se instalen otras dinámicas que promuevan la paz y escapen de la agresión. Una metodología interesante es que hagan dibujos acerca de los valores que ellos creen que deben estar presentes en la familia o la sociedad para generar un entorno en el que se defienda la vida y que no exista la violencia”, subrayó.
Desde entonces, Yesenia, como toda una aficionada a las manualidades, comenzó a tejer el futuro de decenas de niños de Caldas e Itagüí a través de la educación, la cultura y la sensibilización sobre la paz en los territorios.
"Me parece muy importante porque al acompañarlos en vez de ignorarlos, se les dará las alas para que se planteen un mundo diferente al que ven bajo la cultura de violencia existente. Por otro lado, creo que los niños son una población muy potente porque tienen mucha energía, carecen de prejuicios, son sensibles y si tú logras que ellos se sientan incluidos dentro de procesos de cambio social, lo darán todo por sacar adelante cualquier proyecto que construya unidad", reflexionó.
El liderazgo de Yesenia Arrubla
Gracias a su proceso comunitario, esta joven se sumó a la RedAcción de Paz, una sinergia de expresiones que promueven la paz, la cultura y la democracia, en la cual sus compañeros le destacan su sencillez, inteligencia, sensibilidad, la importancia de su experiencia y lo que le ha brindado a todos ellos.
Deynisser Mosquera, su compañero de la Red, destacó de Yesenia Arrubla su carisma y la entrega por lo que hace, reflejado en la disciplina y responsabilidad con los procesos, además del manejo “superlativo” que tiene de los temas que buscan transmitir a la sociedad.
“Creo que lo que ha hecho Yesenia desde su liderazgo podría ser mostrado como un ejemplo para los jóvenes que quieren hacer labor social y también para la comunidad en general”, agregó.
Luisa Londoño, quien también pertenece a RedAcción de Paz, resaltó la sencillez con la que hace las cosas, ya que no alardea sino que plantea buenas ideas y soluciones de manera espontánea.
“En un escenario en el que necesitamos más acciones que protagonistas, ella se convierte en una ficha fundamental por la forma en la que ella ejerce lo que sabe y porque su trabajo hace evidente la construcción de lazos de paz reales en la comunidad, en las calles y en la cotidianidad”, concluyó Londoño.
Recuperar la paz en los territorios y el valor de la vida
Para recuperar una cultura de paz y de respeto a la vida, la tejedora de sueños de decenas de menores defiende la importancia del respeto, la escucha y la respiración a la hora de relacionarse con los demás; de modo que se evite el maltrato y las decisiones impulsivas que llevan a escenarios de confrontación.
“Debemos aprender a encontrarnos en la diferencia, esto implica reflexionar sobre cómo acepto y reconozco a ese otro, su forma de vivir, cuáles son sus dinámicas con respecto a las mías y buscar la manera en la que podemos construir algo bonito a partir de esos disensos”, explicó.
Desde un enfoque más general, la sociedad debe apropiarse de los problemas comunes desde una lógica territorial y entender que para los cambios no se necesitan grandes acciones, sino pequeñas iniciativas difundidas por grupos de multiplicadores.
“El mayor logro que he visto de nuestro trabajo es comenzar a evidenciar la sensibilidad que han desarrollado los niños frente a lo que sucede en su alrededor. Es vital que se preocupen por lo que está pasando y sean parte de la solución. Este cambio de paradigma me dice que vamos por buen camino con la concientización que hemos desarrollado frente a la apropiación de los problemas que afrontamos como sociedad”, concluyó la futura trabajadora social, quien dentro de sus planes sigue teniendo el de seguir tejiendo un futuro diferente para cientos de menores.
*Comunicador social de EAFIT y voluntario de la Fundación Mi Sangre.