Una de las manifestaciones culturales más emblemáticas de la ciudad de Medellín es el Festival Internacional de Poesía, que este año celebra el 29º aniversario de su fundación con la lectura de poemas del 29 de junio al 6 de julio del presente año.
En esta oportunidad presentarán no solo poetas de muchos países del mundo sino también nuevas versiones del arte y la cultura, como pintura, danza, música, teatro y, por supuesto, poesía, en lo que se podría denominar como un gran aporte a la construcción de una política cultural, fundamental para la cohesión e identidad de un país que sigue polarizado por los guerreristas de siempre, a pesar de haberse firmado el acuerdo de paz hace dos años.
Como lo está indicando la consigna central del evento, “desde el corazón de las comunidades, por la paz y la soberanía de los pueblos” —todo un manifiesto político de palpitante actualidad—, ahora se trata de llevar el festival a las comunas populares de Medellín, a los municipios del Valle de Aburrá, del Oriente, y del Urabá antioqueño, con el propósito de que sirva como escenario para la expresión de las voces y de las manifestaciones culturales y artísticas de las comunidades azotadas por la violencia, el vandalismo, el terror, los crímenes de guerra, el desplazamiento forzado, los secuestros, el desalojo, el despojo, las intimidaciones, la extorsión, y todas las manifestaciones de barbarie que destruyeron los sueños de los niños, de los jóvenes, y destrozaron el tejido social de hombres y mujeres que siguen esperando un futuro con dignidad.
En buena hora se asume este compromiso con las comunidades marginadas para reconstruir sus vínculos sociales, su identidad cultural y su memoria histórica, hoy enfrentadas al olvido por una corriente de opinión que no quiere reconocer que aún persiste un conflicto armado que tiene que ser resuelto con la participación de los protagonistas, el Estado, la empresa privada y la sociedad civil, entre otras cosas promoviendo las manifestaciones culturales de las regiones y localidades.
Es la hora de empezar a trabajar con el arte y la cultura de las comunas populares y de los sectores excluidos y marginados de la Colombia profunda, para ir tejiendo la cultura de la paz y de la democracia, ahora que arrecian las voces de la guerra para continuar con el despojo no solo de la tierra, sino también del salario, del trabajo, de los sueños, de la historia y de la identidad espiritual de nuestros pueblos.
Ningún país del mundo ha logrado romper las cadenas del colonialismo si no ha tenido la participación activa de sus tradiciones culturales y artísticas como lo han demostrado Cuba y Vietnam con sus proyectos de liberación.
Ahora que vamos al rescate de la herencia democrática y revolucionaria de Simón Bolívar con el bicentenario de la independencia del imperio español, con la celebración de la epopeya de nuestros libertadores empezando por el estratega de Caracas, el político visionario, el gran escritor y poeta del Manifiesto de Cartagena (1812), de la Carta de Jamaica (1815), de Mensaje al Congreso de Angostura (1819), de Mi delirio sobre el Chimborazo (1823); “nuestro padre espiritual y comandante en jefe, Simón Bolívar”, quien entregó su vida y su fortuna por la liberación y la unidad de los países bolivarianos, especialmente de Colombia y Venezuela, hoy en peligro de una guerra fratricida auspiciada por el imperialismo norteamericano con el apoyo de los gobiernos oligárquicos de la América Latina.
Colombia, un país caracterizado por distintas regiones y las más diversas manifestaciones culturales y artísticas, tendrá en el Festival Internacional de Poesía la oportunidad de ligarse a la lucha por el rescate de la identidad y de la historia de nuestro país. Como decía José Carlos Mariátegui: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco o copia. Debe ser creación histórica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano”. Entonces bienvenido el festival desde el corazón de las comunidades, por la paz y la soberanía de los pueblos.