La condición humana olvida muy fácil y rápido. El tiempo actúa como el mejor aliado. Todo pasa, todo se diluye y se disipa con extremada rapidez. A casi todos los colombianos se les olvidó que a las Farc (hoy convertido en partido político, quién lo creyera) antes de su desmovilización se les pedía a gritos gestos de paz y ese clamor era desoído por ellos. Hasta se realizaban multitudinarias marchas cuyo lema era "no más Farc" (aunque hoy ese grito debería mutar a "no más Uribe", que es el verdadero obstáculo para la paz y la reconciliación entre los colombianos). En esas abultadas marchas se enarbolaban banderas y camisetas blancas, aupadas por muchas gafas Gucci, sombreros y cremas muy caras para protegerse del sol y finos paraguas para protegerse de una eventual lluvia. Se marchaba incesante una y otra vez en todo el país pidiendo la desaparición de las Farc.
Eran gigantescas las concentraciones que se realizaban simultáneamente en todas las ciudades del país. Las plazas se abarrotaban pidiendo la liberación de los civiles secuestrados por las Farc y los soldados retenidos por esta misma guerrilla. En estas marchas, además, se solicitaba el fin del conflicto armado, las extorsiones, las pescas milagrosas y las tomas a pueblos y veredas. Todas esas exigencias se convertían en una utopía y una entelequia, que se diluían tan rápido como hoy se nos olvida que vivimos 60 años de conflicto armado. Cada intento que el gobierno de turno emprendía terminaba en fracaso, los diálogos acababan rotos y el país quedaba a la espera de miles de muertos más para volver a comenzar. Era un verdadero círculo vicioso. ¿Ya se nos olvidó?
Todo era infructuoso, cualquier esfuerzo por terminar el conflicto de 60 años resultaba vano. Las Farc arreciaban y obligaban a los gobiernos a sentarse en la mesa de diálogos Esto funcionaba como una estrategia de dilación o en la búsqueda de espacios para fortalecerse. La intensión siempre carecía de sinceridad porque además se acariciaba la posibilidad de la toma del poder por la vía de las armas. Los diálogos del gobierno de Belisario Betancourt, pasando por el de Virgilio Barco, César Gaviria, Ernesto Samper y Andrés Pastrana fracasaron, pero dejaron muchas enseñanzas. ¿Ya se nos olvidó?
Al final, llegó el gobierno de Juan Manuel Santos que aprendió de todos los errores cometidos por sus antecesores y dio en el punto preciso: sacó adelante el proceso de paz y su reconocimiento internacional fue el Premio Nobel de paz. ¿Cuántos muertos nos ha evitado el proceso de paz? Miles de vidas se han salvado, especialmente de gente humilde. Hijos de humildes campesinos que salen doblemente victimizados: en su ancestral pobreza y el ser víctimas del conflicto
Hoy nos quieren regresar a eso: a la época del reguero de soldados muertos y mutilados, guerrilleros traídos en bolsas plásticas neutralizados que bajaban de los helicópteros posiblemente producto de falsos positivos. Las Farc estaban fuertes y no se encontraban derrotadas, era una guerra de baja intensidad en la cual ningún bando salía derrotado plenamente. Eran muertes de ambos lados, con una característica en común: todos eran hijos de gente pobre, que era la carne de cañón, bien sean como víctimas de falsos positivos o como soldados regulares y guerrilleros muertos en combate. Los que agenciaban la absurda guerra nunca exponían sus hijos, pero atizaban la guerra y la siguen atizando desde una cómoda posición y una cómoda postura.
El gobierno Santos lo logró lo que hasta el momento era un imposible. Las Farc tuvieron toda la voluntad: firmaron y se desarmaron, cumplieron a cabalidad y el mundo lo presenció y aplaudió hasta el delirio. Tuvieron toda la voluntad de paz que tanto se les exigían y que hoy no la tiene el actual gobierno. El proceso fue uno de los grandes logros de la ONU y los países garantes, los países acompañantes y Cuba como facilitador de su territorio para que se desarrollaran las conversaciones. Se decía que se había entregado el país a la guerrilla, lo que resultó completamente falso. Muchas cosas se han dicho, pero lo único cierto es que vivimos en un país mejor porque cesaron las muertes, al Hospital Militar por más de 5 años no llegó un soldado muerto ni herido ni mutilado.
Hoy a los integrantes de las Farc los acorralan, les crean inseguridad jurídica, les incumplen lo acordado, quieren extraditarlos, los persiguen y, lo más grave, los están asesinando... Eso tiene un único fin perverso en este gobierno: presionarlos para que se rearmen y tener el caballito de batalla con que se invisibiliza la corrupción reinante. Regresar a la guerra es el protervo propósito y que regresen los muertos. Pareciera que se quiere crear en el imaginario que las Farc todavía existen y con ello demonizar y manipular. La sensatez de las Farc ha evitado que eso suceda, pero todo tiene su límite. Ya van 136 desmovilizados asesinados y los líderes sociales son asesinados inmisericordemente sin que el Estado y la sociedad se inmuten. Ya se nos olvidó, todo se olvida.
El pueblo colombiano debería levantarse y defender la paz que están volviendo trizas.