La sacada de chiros de los colombianos con la Selección tras su derrota frente a Venezuela, nos dejó ver que la intolerancia nos tiene por el cuello. ¿Que estamos tristes y hasta bravos con el onceno nacional? Pues sí y me incluyo, pero es como cuando perdemos algo que dábamos por sentado victorioso, porque se supone que teníamos todo para arrasar: jugadores de primera línea internacional, un gran técnico, la euforia que aún nos queda de los resultados en el mundial de Brasil y la pasión por nuestro equipo que es lo único que logra unirnos.
Pero no se había acabado el partido y ya rodaban memes y trinos matoneando hasta al gato. Todo lo que se moviera era blanco de cualquier improperio. Hasta a los pobres venezolanos, que si lo vemos por el otro lado por lo menos tenían un motivo de regocijo, les recordaron que aunque ganaron no tienen papel higiénico ni insumos básicos de la canasta familiar.
Me pregunté entonces si es que no sabemos perder, o nos quedamos con esa pésima lección que nos han dejado los traquetos, de que todo se consigue o se consigue y rapidito, porque la consecución fácil de las cosas es la vía, no el proceso de ir por el camino, tropezarse, caerse y levantarse.
Insisto en que estamos molestos; es natural. ¿A quién le gusta perder? Pues a nadie, pero es como todo en la vida que tiene ciclos, que tiene momentos buenos y malos. O díganme los que han perdido una licitación, o han perdido un negocio, o una oportunidad, o un amigo, o el año escolar, o un semestre, o un trabajo… Mil cosas podría nombrar. Que el momento no fue el mejor, ¡por supuesto! Pero así sucedió, ¡qué hacemos!
Hoy dudamos, sobre todo después de ver el partidazo entre un Perú guerrero de muy buen nivel y un Brasil tremendo con Neymar a la cabeza. Aquí el asunto es como cuando uno se casa: hay que estar juntos en las buenas y en las malas. Con mucha valentía lo dijo James el domingo pasado: “Invito para que todo el país esté unido, que no solo estén cuando estemos ganando, también cuando perdamos. En estos momentos duros se ven los verdaderos equipos. Debemos salir juntos, ganarle a Brasil y pensar en la próxima ronda, que es lo que todos queremos”.
Si hoy las víctimas perdonan a quienes los violentaron y en casos más cotidianos las parejas se perdonan hasta los cachos, por qué no pasar la página y confiar en que ante este error —que nos ha tenido aburridos— la Selección va a hacer su mejor esfuerzo. A nuestros hijos les enseñamos todos los días que cuando más aprenden es cuando se equivocan, cuando no hicieron su mejor esfuerzo, cuando lo dieron todo por sentado.
Hoy creo que tras una derrota recuperarse es cuestión de actitud. Actitud de nuestros futbolistas para entregarse en la cancha y de nosotros los hinchas de apoyarlos hasta el final. Hay que ver el vaso medio lleno. Imagínense el callo que tengo como furibunda hincha de Millonarios… Y siempre he estado ahí, acompañando a mis azules.
Para qué nos seguimos desgastando, quejando. Hay que ser agradecidos con estos mismos jugadores que nos hicieron vibrar hace un año en el mundial.
Yo quiero alentar a nuestra Selección ¿Se le apunta? ¡Yo sí! Hoy jugamos nada más y nada menos que con Brasil y nos falta el nada fácil Perú. Rescatemos la fe y apoyemos a los nuestros.
¡VAMOS CON TODO QUERIDA SELECCIÓN COLOMBIA!
¡Hasta el próximo miércoles!
