Imaginemos una hipotética consulta, similar a la que tuvo la derecha, esta vez entre Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Humberto De La Calle. Todo indica que esa consulta no se va a dar, pero vale la pena el ejercicio para entender lo que propondré más adelante.
De acuerdo con los resultados de las últimas encuestas, lo más probable es que en esa consulta Petro saldría victorioso sobre Fajardo y que De la Calle quedaría relegado en una tercera posición.
A continuación, Petro sería proclamado como el candidato presidencial de esa alianza y sumaría, en teoría, los votos de los otros dos candidatos, lo que le bastaría para llegar a segunda vuelta y posiblemente ganar la presidencia. Sin embargo, eso dista de ser verdad en la práctica. Una parte importante de los votantes que no se identifican con Petro, movidos por el temor (fundado o infundado, no es tema de esta nota) que despierta la idea de verlo presidente, preferiría abstenerse, votar en blanco o incluso, votar por la contraparte. Los votos de Fajardo y De La Calle no se sumarían a los de Petro como se esperaría. Duque ganaría en primera vuelta y si no derrotaría a Petro en segunda.
Algunos podrían decir que el candidato ideal para asumir el rol de lider en esa coalición es Fajardo, pero él mismo, con su renuencia a someterse a procesos de consulta con otros candidatos, sumado a lo que muchos perciben como poca claridad y aversión a asumir posturas claras, se ha convertido en un candidato que ya no tiene la fuerza que tenía al inicio. Además, Fajardo y sus compañeros han rechazado de manera reiterativa y categórica la idea de aliarse con Petro, tanto que ya no son muchos los petristas que estarían dispuestos a votar por ellos. Muy probablemente, Fajardo también sería derrotado por Duque por no tener el poder de convocatoria suficiente.
El candidato con más votos en esa hipotética consulta no es el que más posibilidades tiene de ser presidente. Mi teoría es que, paradójicamente, en el caso de una alianza, es otro candidato el que tendría más posibilidades de llegar a la Casa de Nariño: Humberto De La Calle. A pesar de sus discretos resultados en las encuestas, estoy convencido de que, siendo la cabeza de una coalición, lograría el apoyo de una abrumadora mayoría de petristas y fajardistas que lo admiran, a pesar de no ser su primera opción, así como de una buena parte de los indecisos. De La Calle es la primera opción de pocos, pero la segunda opción de muchos.
Hasta el momento no hay señales de que Fajardo o Petro vayan a renunciar a sus candidaturas. Fajardo es terco y Petro viene creciendo, pero pronto llegará a su techo. Son dos políticos con egos grandes, pero, aun así, deberían anteponer el bien común del país a sus ambiciones personales. De La Calle es el único que ha demostrado que realmente está dispuesto a ceder su candidatura por un bien mayor.
¿No sería un gesto de grandeza de parte de Fajardo y Petro (que, además, tendrán varias oportunidades para intentarlo más adelante) declinar sus candidaturas y sumarse a la de Humberto De la Calle? Y más importante que eso, en términos estratégicos, ¿no es eso lo más inteligente?
Sería una estrategia heterodoxa, pero creo que funcionaría.
Si Petro y Fajardo se ponen de acuerdo, pienso que las cifras de De La Calle pueden llegar a niveles cercanos a los de Duque en primera vuelta y pueden ganarle en segunda, idéntico a lo que sucedió con Santos y Zuluaga en el 2014.
No ocultaré mis preferencias: yo pienso que el mejor candidato es De La Calle. Si bien no soy imparcial, no creo ser injusto con mi razonamiento. Humberto es un candidato pragmático que suma y no divide; con posiciones claras e ideas liberales. La mayoría de los que no nos identificamos con lo que representan Uribe o Vargas Lleras estaríamos tranquilos con él en la presidencia.
Con las cifras de las últimas encuestas es evidente que la única manera de detener a la derecha es con una coalición entre centro e izquierda, y esta solo tiene sentido si es representada por un candidato que le agrade tanto al centro como a la izquierda.
Ya no hay tiempo para consultas, Petro y Fajardo, por favor, renuncien.