En Florencia (Caquetá), el incremento del transporte público en buses fue del 40 % Pasó de estar en $ 1.000 a quedar en $ 1.400. Y el taxi, en sitios urbanos, de $ 4.000 a $ 4.500, es decir, aumentó el 12.5 %. Cualquiera que vea estos números dirá: "el bus apenas subió cuatrocientos pesos". O "una carrera de taxi tan solo subió quinientos pesos a una carrera en taxi; no es mucho". ¡No, qué pena! ¿Por qué? Muy sencillo: el incremento del auxilio de transporte fue del 5 %, o sea, el altísimo subsidio ahora es de $ 77.700, ¡un platanonón!
Pero, ¿qué hay más allá de estas cifras? Hagamos cuentas: una persona que devengue el salario mínimo y que deba movilizarse por las calurosas calles florentinas, todos los días, en bus, deberá montar en el mismo cuatro (4) veces al día. Más concreto aún: 4 X 1.400= $ 5.600. Esto por 20 días laborales: 5.600 X 20= $ 112.000. ¿Ven? El famoso auxilio de transporte no alcanza ni para ir al trabajo. En caso tal, el detrimento del salario se vería reflejado, en las personas que solo ganen un mínimo, en $ 34.300, si es que quieren ir a trabajar (como si no fuera una necesidad). Y eso que no estoy contando a los trabajadores informales y ambulantes (que, por supuesto, no cuentan con el enriquecedor subsidio y son, por obvias razones, los más perjudicados con las alzas).
Para no hacerlo tan complejo, lo explico mejor: el mismo Dane dice que en Florencia habitamos 284.055 personas y de estos, el equivalente porcentual a quienes laboran informalmente (desconociendo las cifras de quienes ganan el salario mínimo) es de 61.1 % Así pues, 173.557 conciudadanos trabajan de manera informal. Quién sabe si les alcanzará para subirse a un bus. Más duro todavía: esos humildes paisanos que recorren nuestra inhóspita ciudad de arriba a abajo, de repeso, tendrán, supongo, que volver a su casa a pie. ¡Qué injusto es esto! lo digo porque muchos de esos vendedores son corajudos y berracos, ¡pero qué! esas cifras desalientan a cualquiera. Más a ellos que viven en el anonimato. (Ojo a esto: los susodichos no alcanzan ni siquiera a ganar un mínimo y no cuentan con ningún subsidio de transporte, claramente. Solo por esto, ocupamos el deshonroso sexto lugar en treinta y dos ciudades).
Ahora bien, lo que más me preocupa, por eso escribo estas líneas, es la pasividad con la que se ha manejado el tema. Aquí parece que los jefes de los transportadores manejan el asunto a su antojo (por supuesto, ellos son los más beneficiados, aunque, so pena de equivocarme y de ser ambiguo, a veces pareciera que tienen razón con los incrementos voraces de la gasolina) con beneplácito del señor alcalde. Pero, el meollo del asunto es que no escucho a ningún líder político pronunciarse al respecto, ¿será por ignorancia o porque ninguno anda en bus? ¿Dónde están los que, en campaña, prometieron luchar por las causas populares? ¿Dónde quedaron esos que abrazaron a pobres y desarrapadas personas por conseguir un voto y ahora ni se acuerdan de ellos (pues son los más vulnerables por estas alzas)? ¿Adónde fueron a parar los discursos humanistas y progresistas de esos que pregonan libertad y equidad para todos?
Más que nunca, los florentinos tendremos que decir: señor, ¿me lleva por mil?
@Camuntor
