EL PÉNDULO DE GÉNERO NUNCA SE HA MOVIDO en la política colombiana; el movimiento pendular ha permanecido inamovible e incólume: jamás se ha elegido una mujer presidenta en Colombia, siempre han sido hombres los elegidos. Los resultados de la gestión masculina saltan a la vista: una desigualdad inconmensurable, pobreza multidimensional, pobreza monetaria. En respuesta a lo anterior; llegó la hora de elegir una mujer presidenta en el 2026.
La rigidez pendular se evidencia en lo ideológico: el péndulo siempre ha estado al lado de la Ultraderecha, este había permanecido invariable, antes de la elección de Gustavo Petro. Los mismos de siempre, han gobernado más de 200 años, con los ostensibles pésimos resultados que padecemos; hoy posan de eventuales salvadores para una próxima elección. Es el momento, de pensar en una mujer presidente para Colombia.
Con la histórica conquista del voto femenino a mediados de la década de los años 50's, algunas mujeres han arañado esta posibilidad y han estado muy cerca de lograrlo: Noemí Sanín Posada o María Eugenia Rojas de Moreno Diaz "La Capitana" hija del general Gustavo Rojas Pinilla lo intentaron sin éxito. No fue posible en épocas pretéritas llevar a una mujer a la presidencia de la Republica; siempre pensé que podría ser una María Helena de Crovo la histórica y aguerrida ex ministra de trabajo del gobierno de Alfonso López Michelsen, Cecilia Muñoz "La Peluza", líder de la Anapo o Gloria Gaitán hija del caudillo inmolado Jorge Eliecer Gaitán. Paso el tiempo y todo siguió igual: nunca al poder ha accedido una mujer.
Hoy pienso que puede ser posible. Muchas mujeres han entrado con éxito a ocupar altas dignidades del estado; la ley de cuotas obliga a que lo anterior suceda, pero la realidad es que nunca una mujer ha transitado hacia la primera magistratura. Si alguna de las posibles candidatas es elegida en democracia, hay que aceptar el veredicto de las urnas, pero el momento histórico que busca la continuidad de unas políticas, su responsabilidad, no puede recaer en una María Fernanda Cabal, con sus continuas y desgastantes fricciones, Ingrid Betancourt y su comportamiento díscolo que lo mejor es que continúe en Francia, María José Pizarro se encuentra en proceso de maduración política o la ex fiscal Viviane Morales, hoy retirada de la escena política.
Todas las anteriores mujeres con sus virtudes y defectos, no son lo ideal para la continuidad de las políticas Progresistas de las cuales ostensiblemente son contrarias. Hoy la que mejor representa la lealtad de estas políticas se llama: ¡Carolina Corcho! Si. Carolina.
Me encanta la coherencia política de Carolina Corcho, la demostró siendo ministra de salud cuando de manera vehemente defendió con sólidos argumentos la reforma a la Salud. Carolina no vaciló en defender el texto original y quizás por su verticalidad y su negativa a ceder en beneficio de una genuina reforma, se convirtió en incómoda para poderosos intereses y le correspondió dar un paso al costado. Me cautiva Carolina, es una caja de música, es la mejor reserva que tenemos dentro del Progresismo: la claridad de su voz enamora, su tono extasía, su sintaxis, su eufonía y lo más importante: los solidos argumentos que defiende con vehemencia, donde claramente demuestra que le cabe el país en la cabeza. Todo este conjunto de atributos, hacen de esta médica Siquiatra una eventual candidata dura de roer.
Locombia necesita con urgencia tratamiento siquiátrico colectivo, la locura viene de atrás: negarse a acabar la guerra con la elección del "No" en el plebiscito, merece una consideración especial, asesinar a casi 500 firmantes de la paz, es un caso único y macabro. Entrampar a los que pactaron La Paz para obligarlos a refugiarse en la clandestinidad y luego rearmarse, fue un acto quirúrgicamente calculado y, no es cuento: lo acaba de certificar la ONU.
¡Y sigue la locura!
Eso de festejar, porque se cae la reforma a la educación, que busca beneficios para que los más pobres accedan a una educación gratuita y de calidad, solo demuestra el querer tener unas masas sumidas en la ignorancia, no dejar prosperar las medidas urgentes que necesita el departamento de la Guajira para superar necesidades básicas, no se justifican aunque se argumente tecnicismos jurídicos y constitucionales antes que buscarle "la comba al palo", ir en contra de la regulación de la comercialización de la Cannabis y la tapa: don Rodolfo Hernandez estuvo a un pelo de coronar presidencia. Son sucesos preocupantes de la salud mental de una Locombia en crisis. Lo anterior solo lo cura el tratamiento siquiátrico, de una patología que solo demuestra el evidente síntoma de locura masiva.
Le tengo la siquiatra: ¡Carolina Corcho! Carolina: ubique el país en su diván y que comience una intensa terapia.