Alejandra Azcárate ha vivido un año de pesadilla desde que una avioneta de propiedad de su esposo, Miguel Jaramillo, la vida no ha parado de golpearla. Ha sido arrinconada por la prensa, por las redes, quienes le han sacado en cara un humor de marcada tendencia clasista, gordofobico y gomelo. Aunque nunca se comprobó la relación que tuvo Jaramillo con la camioneta incautada con 400 kilos de cocaína, la gente la juzgó con la misma frialdad que ella juzgó a todos los que pasaron por su palestra implacable.
Ahora acaba de decir en su cuenta de Instagram “Me están preguntando que qué ando haciendo. Se trata de una nueva campaña publicitaria que se las voy a compartir cuando ya tenga autorización”.
Osea que, a pesar de la adversidad, Alejandra Azcárate está mas vigente que nunca.