Las autoridades del país están en mora de fijar regulaciones más estrictas para los motociclistas. Se han vuelto una verdadera pesadilla para el peatón. Es de ellos de quienes uno debe ahora cuidarse más al intentar cruzar una calle o avenida.
Los conductores del país tienden a ser, en su gran mayoría, bastante atravesados, y en lugar de ceder el paso al peatón, se la pasan echándole el vehículo encima. Pero los motociclistas han llevado esa falta de civismo al extremo.
Detenidos en un semáforo en rojo en cualquier crucero, basta que la luz cambie al verde para que desde las primeras filas se lancen como locos a todo lo que da el acelerador, como si el tramo de calle o avenida por delante fuera una pista de carreras.
El peatón que antes tenía unos segundos más para intentar cruzar, ahora debe pegar la carrera para que las motos, como plaga, no se le vengan encima. Los motociclistas deben empezar a respetar límites máximos de velocidad fijados y hechos cumplir por las autoridades.
Por otro lado, los motociclistas tienen la manía de zigzaguear entre los carros cuando éstos se encuentran detenidos por un semáforo en rojo o por embotellamiento, y cuando el peatón, sin cebras cerca, intenta cruzar entre esos carros detenidos, nunca falta el motociclista que se le venga encima. Ahora uno debe cuidarse el doble.
Es importante que los motociclistas (y los conductores en general) sean conscientes de que una ciudad está hecha de personas antes que de vehículos, y que deben dar preferencia al peatón, aprender a cederle el paso. Pero como es difícil que lo entiendan por las buenas, tocaría por las malas: con sanciones y multas ejemplares.
El nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia se quedó corto en ese aspecto, pues no aborda el problema. Por el bien de la ciudadanía en general, esperemos que pronto se meta ya en cintura a los motociclistas.
