El expresidente peruano Alejandro Toledo no quiere vivir el mismo destino de Alberto Fujimori y terminar encerrado en una cárcel de su país. La reacción ante el señalamiento por parte de funcionarios de la propia Odebrech de haber recibido un soborno de US$ 20 millones para la realización de obras públicas durante su gobierno entre 2001 y 2006, ha sido la de huirle a la justicia.
Ya se encuentra en Paris desde donde está planeando volar a alguno de los países que no tiene tratado de extradición con Perú, como Israel o Bélgica. Planea moverse y solicitar asilo antes de ser juzgado y de ser encontrado culpable la Interpol emitirá la circular roja que le impediría atravesar legalmente fronteras internacionales.