La única vez que ocurrió fue en 1969, cuando el Perú —que nunca había ido a un mundial por mérito propio— le empató en La Bombonera, dejándolo por fuera de México 70. Tal fue el trauma que los argentinos demoraron 28 años en volver a jugar un partido de eliminatorias en esa cancha.
Y para agregarle un poco de sal y pimienta a la cuestión, los argentinos han movido sus barajas para que el partido sea en el estadio de Boca. La justificación es simple: las abarrotadas tribunas de La Bombonera y las reducidas dimensiones del campo harán que los peruanos se sientan en un auténtico ring de boxeo con 60 mil almas respirándoles en la nuca.
Los eruditos del fútbol suelen decir que una vez iniciados los partidos todo el peso de la historia y las jerarquías quedan al borde de la cancha, y que la suerte se la juegan en el rectángulo nada más once contra once. Pero en este caso se podría incluir dentro del terreno el peso de la historia. Los peruanos también saben de grandeza, no han ganado un mundial pero de sacar un resultado favorable en Buenos Aires tendrían para ostentar por un siglo más, el haber dejado por segunda vez a los argentinos en casa. Y la verdad, a parte del factor comercial, no hay mucho problema que Messi se pierda Rusia 2018, al fin y al cabo ya lleva tres mundiales encima; tal vez, algún día, cuando las reglas del fútbol lo permitan, le concedan una Copa de Mundo honoris causa.
Perú prepara sus amuletos, llevará en su comitiva al Cachito Ramírez el hombre de los dos goles en el 1969. El último mundial de los Incas fue en el 82, ese es uno de los más grandes incentivos. Ahora hay una nueva generación soñando con hacer historia. Entre ellos está un grande entre los grandes: Paolo Guerrero. Y si el fútbol fuera justicia habría que decir que un jugador de esa calidad no se puede quedar sin un mundial, pero también que un Mundial, por ser la máxima cita futbolística merece a todas luces la presencia y los pergaminos futbolísticos de Guerrero.
Y como la cuña que más aprieta es la del mismo palo, Ricardo Gareca, el técnico argentino al servicios del Perú podría pasar a la historia, como el hombre que dejó por fuera a la Argentina de Rusia 2018. ¡Toda una hazaña patria!
Ojalá y las fichas que se mueven por debajo de cuerda en el fútbol no le metan mano al partido. Rodará la bola, nada está escrito, pero: ¿qué tal si Perú lo vuelva a hacer?
