El mundo se escandaliza ante la posición de Donald Trump de que Estados Unidos no podía parar su economía para contener el coronavirus. Una posición bastante valiente teniendo en cuenta que la humanidad unánimemente ha decidido que el confinamiento, el nombre moderno de la vieja y conocida cuarentena, es la solución a la pandemia. La OMS, los científicos, los gobernantes, las redes sociales, los medios de comunicación, la iglesia y las personalidades de la farándula llaman a quedarse en casa. Quienes nos atrevemos a tener una posición diferente somos ridiculizados y estigmatizados y nos caricaturizan como personas malvadas que solo pensamos en el dinero por encima de la vida, egoístas y metalizados.
Personalmente no es así, le tengo mucho respeto y temor a esa enfermedad, me da miedo que mis padres que son mayores de edad la contraigan. La diferencia es que no me dejo llevar de la unánime posición de la mayoría y me hago los siguientes cuestionamientos:
1. ¿Es posible hacer desaparecer el virus mediante la estrategia actual?
No, los científicos admiten que a estas alturas es imposible detener el avance de la epidemia y que al final por lo menos el 60% de todos los seres humanos habremos sido infectados. Según ellos la estrategia actual únicamente ralentiza la propagación y evita que la atención hospitalaria colapse.
2. ¿Cuánto tiempo durará esta cuarentena?
Las tendencias muestran que, a pesar de la cuarentena mundial, la epidemia sigue avanzando exponencialmente.
Pero supongamos que mi percepción es equivocada, y que estamos controlando su expansión para que nuestros hospitales no colapsen y tengamos camas suficientes para atender a los que se van enfermando. Hagamos cuentas para saber cuánto tiempo requerimos mantener la cuarentena para no colapsar nuestros hospitales:
- 7,600,000,000 personas en nuestro planeta
- 4,560,000,000 personas van a contraer el COVID-19 (60% de la población mundial)
- 456,000,000 personas van a requerir una cama hospitalaria (10% de los enfermos).
- 38,000,000 de camas hospitalarias en todo el mundo (5 por cada mil habitantes)
- 15 días en promedio necesita cada enfermo de COVID-19 una cama hospitalaria
- 180 días para atender a todos los enfermos
* Se requieren mínimo 180 días de confinamiento para evitar que la capacidad hospitalaria del mundo no colapse (dosificar los contaminados).
3. ¿Cuáles son las consecuencias de paralizar 180 días al planeta entero?
China saca pecho porque ha podido controlar la propagación del virus, pero los datos de los últimos días muestran que el ciclo de propagación se reactivó cuando quiso volver a la normalidad y reactivar su economía. Tras unos pocos días sin nuevos casos, han vuelto a aparecer y crecen exponencialmente. Lo anterior demuestra que si quieren detener la propagación necesariamente tienen que parar la economía. Se puede escoger una sola carta: economía o propagación.
Supongamos que se escoge detener la propagación, por consiguiente, se tendrá que parar la economía durante 180 días. ¿Que podría pasar si nos quedamos 180 días en nuestras casas?
La mayoría de las empresas y personas están quietas, si están quietas, no producen y si no producen no hay ingresos. No hay ingresos, pero si egresos. Tenemos que seguir pagando servicios públicos, internet, comida, intereses, arriendo. Las empresas tienen que seguir pagando salarios y créditos y demás gastos fijos. Los gobiernos, las empresas y las personas deben tener unos buenos ahorros para sostenerse durante 180 días.
Supongamos que solucionamos la anterior situación, ahora ocupémonos de la siguiente: un porcentaje mínimo de la población está produciendo, los gobiernos intentan dejar fuera de las medidas de cuarentena todas las actividades que tengan que ver con producción de servicios y bienes de primera necesidad. Sin embargo, es imposible no afectar la producción. Pongamos un ejemplo, un campesino no puede seguir produciendo al mismo ritmo, si no tiene quien lo soporte, es decir: ¿Dónde compra un fertilizante?, ¿quién le transporta sus productos?, ¿quién le provee semillas?, si se daña su tractor ¿cómo consigue un repuesto? ¿No será que el mecánico está en cuarentena? Esta complicada situación va a generar escases de productos básicos, exceso de demanda y por lo tanto hiperinflación.
¿A que lleva la hiperinflación? A la devaluación, o sea que nuestros ahorros en pocos meses van a valer la mitad o menos de lo que valen hoy. Una bolsa de leche que hace unos días costaba 2500 pesos, hoy se consigue en 3500 y eso que apenas llevamos una semana de cuarentena. O sea que si hoy tenemos ahorros para sobrevivir 180 días, cuando la inflación se descontrole tendremos a lo sumo para 90 días.
Ahí va la cuarta situación: en el orden público se empieza a percibir un descontento entre los inmigrantes venezolanos (saqueos y robos). ¿Será que lo hacen por maldad o simplemente por desespero de no tener con qué sobrevivir durante estos días? ¿Qué nos garantiza que los colombianos no lleguemos a la misma situación? La miseria que ellos viven por un gobierno irresponsable, fácilmente podemos vivirla los colombianos por las actuales circunstancias. La miseria trae hambre y violencia y las dos juntas traen muertos, muchos más que los que puede causar el COVID-19.
¿Cuál es la alternativa? Ahí va lo difícil. Hay que pagar un costo humano. El 4.5% de los casos detectados han fallecido. Sin embargo, el factor de mortalidad es inferior a eso porque muchos contagiados no se detectan, es decir, en realidad hay muchos más contagiados de los que se están contabilizando. Para tener un dato más aterrizado de la tasa de mortalidad del virus podemos remitirnos a Corea del Sur, donde se están realizando pruebas de forma masiva, lo que nos puede dar un dato más real de la cantidad de personas que tienen el virus y que porcentaje de ellos muere, y nos da una tasa del 1.5%, coincidencialmente el mismo que obtuvo el crucero japonés Diamond Princess donde a la totalidad de los pasajeros y tripulantes se les hizo la prueba.
Suponiendo que cuando el 60% de la humanidad se haya contaminado se adquiere la inmunidad del rebaño, el 1.5% ósea 70 millones de personas podríamos morir directamente por la enfermedad en todo el mundo, cuatrocientas mil personas en Colombia. ¿Pero cuantos más moriríamos a causa de la miseria que trae consigo la larga cuarentena?
No soy epidemiólogo, pero me pregunto si no se podría reducir la tasa de mortalidad si se enfoca el confinamiento exclusivamente a las personas mayores. ¿Cuántas personas con síntomas leves de COVID-19 han infectado a sus padres o abuelos porque de la clínica los envían directamente a sus casas donde viven con los mayores de edad?
No hay que confiarse de la unanimidad colectiva, muchas veces el pensamiento o la opinión más repetida no es siempre la más conveniente. Cuando aparecían los primeros casos de coronavirus en la provincia de Wuhan unos pocos profesionales se atrevieron a advertir sobre las catastróficas consecuencias de su propagación. Su opinión fue rechazada por la mayoría de chinos que confían ciegamente en el régimen. Esos profesionales fueron castigados, deshonrados y arrestados y se perdió la única oportunidad que tuvo la humanidad de contener a COVID-19. Los chinos aceptaron la cruda realidad cuando ya era demasiado tarde y el monstruo se había multiplicado incontrolablemente.