El volumen de noticias proveniente de Oriente Medio, la saturación de la información, la falta de memoria y cierto extraño tipo de desidia inhumana, hace que ya poco nos sorprenda lo que pasa en Gaza por estos días. Muchos se compadecen, se compadecen de dos pueblos que han dejado que sus diferencias ideológicas y religiosas los hayan llevado a este punto, a una guerra sin cuartel. El problema acá es precisamente ese, que no se trata de diferencias ideológicas y religiosas, que no se trata de una guerra.
Estás en tu casa, con tu familia reunida. No puedes darle ese tinte frío e intelectual de los “expertos” de occidente que describen tu tragedia como un “conflicto histórico de dos pueblos en disputa”, tú no entiendes eso realmente, simplemente quieres el más esencial reconocimiento de tus derechos, de tu vida, de tu familia. En medio del día, mientras intentas, quizás sin esperanza, quizás con sólo un poco de ella, insertarte de alguna forma en ese mundo que anhelas: compartes un té con tu padre, deleitas tus dedos con los finos cabellos de tu hijo...recibes una advertencia. Una llamada de un militar israelí, que en fluido árabe te advierte dejar tu casa de inmediato pues será derribada. Probablemente tu reacción sea de estupefacción, quizás no hagas nada, o simplemente una súplica sea la única respuesta a tu alcance. No hay de qué preocuparse, porque aunque la advertencia es totalmente genuina, “ellos” ya han pensado en tu obstinada actitud.
Recibes una segunda advertencia: un proyectil de bajo poder impacta un costado de tu casa. Sabes ahora que es en serio, tus vecinos te gritan: “tahdir, tahdir”, te gritan que en efecto es una advertencia. Te gritan para que corras, para que huyas, te gritan por tu vida. No obstante, “ellos” son calculadores, tan calculadores como “humanos”, es natural e inversamente proporcional esa condición en “ellos”. Te han concedido, desde su piadoso corazón, 57 segundos para salir de tu casa, para salvar tu vida. Al cabo de esa considerada porción de tiempo, habrás salido de tu casa con tu familia, y no habrá nada que lamentar....¿no habrá nada que lamentar?
Link del vídeo (57 seconds to death (Israel's warning to civilians in action)
Un estado con uno de los ejércitos más sofisticados del mundo, con el apoyo zonzo de las naciones europeas, con la licencia eterna de no seguir las reglas, con un arsenal nuclear que ronda las 80 unidades (bombas atómicas), según cifras expuestas por “The Guardian” y el “Nuclear Threat Initiative” a principios del 2014, ahora también ha llevado sus técnicas de exterminio a un nivel más humano, ahora puede tener una conciencia más limpia puesto que ahora ponen en marcha un juicioso protocolo de ataque: llamada telefónica + bomba de advertencia + destrucción total del inmueble.
La pregunta pues está dirigida a todos nosotros, no estoy seguro si a “ellos” también, al menos hincho el pecho y me lleno de ímpetu porque creo que las posibilidades de que Israel toque mi puerta son más remotas, creo que es poco probable que el capitán Roni Kaplan en persona, en perfecto español uruguayo, llame a mi casa a darme una de sus humanas advertencias. La pregunta es para nosotros... ¿en qué lógica posmoderna retorcida cabe que este -tocar a la puerta- sea la solución maestra de uno de los ejércitos más sofisticados del mundo? A mí no me cabe en la cabeza realmente. Es necesario que al menos estemos al tanto de lo que sucede, no justifiquemos la agresión de ninguna de las partes, pero al menos no hablemos de guerra, no hablemos de un conflicto ideológico, religioso, aceptemos la verdad, por cruda que sea: estamos ante el exterminio sistemático de un pueblo entero, todos ante la indiferencia tuya, la indiferencia mía.
P.S: José Alvarez Carrero ha compartido recientemente un artículo muy bien logrado con respecto a este conflicto desde una perspectiva histórica, esencial para lograr un criterio mucho más informad al respecto.
