Soy oficial naval colombiano retirado y me entristece ver cómo los políticos están de espaldas al mar y con la tranquilidad más grande ceden terreno.
Cuando yo entré a la escuela naval Los Monjes eran nuestros y en 1971, después de una seguidilla de "embarradas" diplomáticas, sin tener en la cuenta la historia de pertenencia el canciller Juan Uribe Holguín selló la pérdida de estos islotes ("esos montones de rocas no tienen ningún valor").
Y ni qué decir la posible (ya casi un hecho) pérdida de mar con Nicaragua, casualmente en manos de un Holguín. Creo que por agüero no hay que volver a dejar ningún manejo de estos a alguien de apellido Holguín o que tenga alguna ascendencia con ese apellido.
Por otro lado, la gestión política de la Flota Mercante Grancolombiana la llevo la llevó a su desaparición y la terminó de enterrar el gerente Cárdenas. En conclusión, dejó de ondear el pabellón colombiano en los mares.
En una reunión que profesionales del mar lograron con el vicepresidente de ese entonces, asistió el ministro de Transporte. Después de exposiciones de soporte para recuperar la industria marítima mercante se levantó el ministro de Transporte y con "firmeza" dijo que Colombia no necesitaba flota mercante, que había barcos extranjeros y no teníamos que lidiar con esa carga. Se acabó la reunión.
Con esa medida compañías como Vikingos desaparecieron y se abandonó la pesca.
El pequeño resumen anterior muestra desconocimiento total del mar y sus recursos.
La carga de impuestos y la serie de requisitos hacen que los armadores, igual que los dueños de yates, opten por registrar sus barcos en Panamá, que por los beneficios que da es una bandera de conveniencia. Sin embargo, detrás de eso viene el "chorro" de dólares que ingresan, aparte de los impuestos anuales, por las licencias, tanto de gente de mar, oficiales y tripulantes, que hay que renovar aproximadamente cada dos años y medio, o cada cinco, aparte de las inspecciones, certificaciones estatutarias, etc.
En mi opinión, se necesita un Ministerio del Mar que maneje la bandera y todo lo que eso implica, que pueda dar soporte 24/7 a todo buque, sin importar su localización geográfica, que tenga comunicación internacional con las otras banderas y los guardacostas, que pueda resolver dudas en inspecciones del PSC (control de puertos, ejercido por los guardacostas, que algunas veces detienen un barco y que muchas veces lo pueden liberar inmediatamente si pueden verificar algún certificado con la bandera, en este caso con la colombiana), entre otras cosas.
Sin embargo, para que este giro de 180 grados que se necesita se pueda dar se necesita voluntad política.
***
Ah, y no hablemos de la legislación marítima colombiana, es otra vergüenza.Un grupo de profesionales hemos ofrecido ayuda, en mi caso gratis y sin buscar un empleo porque estoy retirado.
Hace poco envié una nota con "destino" al presidente Duque con ocasión de su primer taller Construyendo País en el exterior. Así y de otros modos he intentado hacer algún contacto con los políticos sin la más mínima respuesta o resulta, por lo que he llegado a la conclusión de que los políticos no están de espalda al mar, para ellos Colombia no tiene mares.