"EL GOBIERNO DE GUSTAVO PETRO ESTA A PUNTO de perder la Gobernabilidad"; dicen algunos de sus enconados y encopetados críticos. Lo dicen radiantes, entusiasmados, felices y contentos sin pensar un instante, que si al piloto del avion le va mal, nos va mal a los 50 millones de pasajeros que viajamos en el mismo avión, incluidos los que viajan en primera clase. ¡Eso no se piensa!.
Es tal el odio enquistado y que ha cegado a los inquisidores de este gobierno, que prefieren apostar a su fracaso antes que un gobierno Progresista como este salga adelante; lo desean con fervor, incluso en contravia de sus propios intereses economicos, para posteriormente y sobre las ruinas provocadas, regresar a ser opción de poder. Hablo de la alta clase política "opositora", no del pobre y sufrido pueblo Colombiano, que engañan y manipulan con facilidad a través de sus medios de comunicación, con agenda de militantes y que hace buen tiempo se les extravió la objetividad.
¿Pero que es la tan cacareada gobernabilidad?. En situaciones normales es un tecnicismo político, que se refiere al equilibrio que debe existir entre el ejercicio del poder político y el cumplimiento eficaz de las demandas sociales. Eso es su definición en condiciones normales.
En condiciones realistas, pragmáticas y de Realpolitik, es el manejo político que da el gobernante de turno a las diferentes fuerzas que componen una coalision coyuntural, atendiendo sus peticiones, so pena romper y no aprobar las reformas que hacen parte del programa expuesto en campaña. Cuando se trata de ser coherente, hay que cumplir lo prometido y este es el caso. ¡No existe otro camino!.
¿Que hacer si no existe otro camino que cumplir con lo prometido, pero a su vez las reformas no satisfacen a la coalición que proporciona la gobernabilidad?. Lo que se pretendía inicialmente en el proyecto Pacto Histórico, era ser mayoria en el Congreso, para no verse abocado a esta realidad facilmente previsible, pero a la vez, es más democrático, tener el legislativo compuesto por una gran variedad de matices, que proporcionen mayor legitimidad y así evitar el unanimismo, que no es sano a una democracia. ¡Esas mayorias no se lograron.
El disenso es natural en toda actividad. En este sentido y necesariamente sin renunciar a las convicciones, hay que salir en la búsqueda de consensos para tratar de mantener la Gobernabilidad y así sacar adelante las reformas quizas, no de manera dogmática, si no, proporcionando concepciones o ajustes que no afecten o desdibujan, su cuerpo central, que es en esencia la búsqueda de erradicar la inequidad y la desigualdad o al menos disminuirla. Es la alta política la que debe operar.
Perder la gobernabilidad es un grave hecho. Aunque vivamos en un sistema presidencialista, contrario al régimen parlamentario, lo nuestro no significa la renuncia inmediata del gobernante como si sucede en un sistema Parlamentario cuando este pierde las mayorías parlamentarias. En el régimen presidencialista se puede sobre aguar, barajar de nuevo y tratar de recomponer las cargas. ¡Es una ventaja!.
Lo otro sería lo no deseable y tradicional: ceder ante la eventual ausencia de gobernabilidad. "El Lentejismo" cuyo nombre se deriva del relato bíblico donde Esau, por un plato de lentejas renuncia, a los beneficios que le ofrecía su primogenitura a favor de su hermano Jacob. Lo que ayer era "Lentejismo", solo ha cambiado de nombre y hoy lo llaman "La Mermelada", repartida homogéneamente en la tostada. Es la metafora, que representa el régimen de corrupcion posicionado para la compra de conciencias.
Si existe resistencia a no ceder de parte del Ejecutivo, a las pretensiones non sactas, que acondicionan el apoyo del Legislativo a las reformas, en tránsito de aprobacion, la mas segura respuesta será el Filibusterismo politico, que nos recuerda los saqueos de los piratas filibusteros que actuaban en el siglo XVII en el mar de las Antillas y asaltaban las islas del Caribe. El paralelo consiste en los politicos convertirse en difíciles, hasta tanto, una atractiva propuesta doblegue la inercia y la resistencia de los honorables Padres de la Patria. Lo anterior es la simbiosis con la cual no se puede cohonestar, en un gobierno del cambio.
En este orden, tampoco es recomendable lo indeseable que es la "Donbernabilidad" que parafrasea la Gobernabilidad: en el 2003 los crímenes en Medellin disminuyeron notablemente gracias a los acuerdos a que se llegaron con el Paramilitar "Don Berna", Jefe del frente Cacique Nutibara. Ante esta nueva realidad, la Gobernabilidad se le llamó "Donbernabilidad".
Nada de lo anterior es viable en el gobierno del cambio.
Soy un convencido que se trabaja desde "la Oposicion" con ardentia y fervor, en un "Golpe Blando" en contra del Progresismo; ya no son los desprestigiados golpes de estado militares. Hoy la guerra es jurídica y a traves de prefabricados descontentos, que conducen al caos. Se induce a que el gobernante se refugie, se radicalicé y apele al estado de opinión o al constituyente primario y de contera se perciba como un dictador que hay que necesariamente derrocar irremediablemente. Para todo lo anterior se cuenta, con un muy solapado apoyo de la derecha internacional.
Ojalá la hirsuta derecha se de cuenta de su postura delirante, caiga en razón y por primera vez se haga del lado de la historia; se convenza que los cambios que el gobierno solicita son necesarios y además, con estas propuestas se ganaron las elecciones.