"Y se acabó la familia"

"Y se acabó la familia"

Esto fue lo que le ocurrió a 'Eduardis', un bogotano de 20 años, cuando decidió contarle a su familia que era gay

Por: Camilo Eduardo Fandiño León
septiembre 15, 2016
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Tortura en la mente, decisiones confusas y un profundo sentimiento de culpabilidad, todo por no saber respetar a los demás y no aplicar una buena formación de convivencia con alguien que es diferente a los ojos de muchas personas.

A quien le ocurrió esta calamidad lo denominaré como “Eduardis”, un joven de 20 años, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Sergio Arboleda, con grandes expectativas para lograr apenas termine su carrera y sea profesional; un ser humano como cualquier otro lleno de sueños y expectativas respecto a su futuro.

Este muchacho de cabello castaño ondulado y un poco largo, alto en estatura, con excelente presentación personal, amante del respeto a las personas, defensor radical de los derechos humanos, degustador del buen vino y una vida al estilo bohemio, le sucedió una calamidad que en su vida jamás había tenido que afrontar. Para muchas personas esto es visto como un tabú y por ende lo rechazan y lo miran con ojos desconocidos. “Eduardis” es gay y su familia lo supo hace poco tiempo.

Reacciones de sorpresa y a la vez de desconcierto fue lo que se vivió en la casa de este chico. Sus padres hablaron con él, no para ofenderlo ni para hacerlo sentir como un “bicho raro” sino para que este supiera que podía contar con su apoyo incondicional y aun así por el hecho de tener una condición sexual diferente no lo hacía menos persona. Sonrisas y lágrimas se veían en la casa de esta familia después de que por fin se supo la verdad y este chico salió del closet.

No todo lo que sucede en las familias tiene que ser una decisión unánime; no todo el mundo tiene que estar de acuerdo con la libertad de género. En la segunda semana de septiembre del presenta año, se vivieron muchas controversias, peleas indescriptibles, lágrimas  y dolor para este joven que, a tan corta edad, tenía que afrontar y asumir su condición. A algunas personas se les olvida el tiempo vivido y el amor hacia un ser querido, tenía que enfrentarse contra todo obstáculo para así defender sus ideales y hacer cambiar de parecer a la gente de su núcleo familiar quienes padecían de un pensamiento retrograda e ignorante, tal vez porque son de otra época pero eso no es excusa para el señalamiento hacia alguien.

“Decidí contarle a mi familia, a los ojos de ellos creo que note una actitud negativa, pensé por un momento que la unión familiar importaba, que años de convivencia y de momentos vividos iban a primar sobre mi  condición sexual ya que pensé que no afectaría mi relación con ellos y me seguirían queriendo como soy. Mi personalidad no ha cambiado en nada pero no todo resulta como queremos. Ahora estoy en una especie de guerra, me siento mal y me cuestiono a mí mismo. Si ser así es algo malo porque eso me hacen sentir, me siento culpable, como si hubiese cometido un crimen toda la familia por parte de mi madre me rechazaron y me hicieron a un lado; afirmaron que yo no tenía nada de personalidad, que en mi interior contenía odio hacia las mujeres y que era mejor que a los niños pequeños hijos de mis tíos los alejaran de mí porque no querían una mala influencia en sus vidas”, así afirmo el susodicho “diferente”.

Diana León, mujer graduada en posgrado de la facultad de derecho en la Universidad del Rosario era la madre de este veinteañero quien podría afirmarse que a sangre y fuego defendió a su hijo.

Al saber la noticia, ella intentó manejar las cosas de una manera diplomática y de mucha decencia pero sus hermanos se le enfrentaron, le echaron el agua sucia, dieron a entender que su tan preciado primogénito varón era la oveja negra de la familia pero a ella no le importó y se les enfrentó, siendo esta la hermana mayor tenía un cierto grado de autoridad sobre sus otros 3 hermanos y les dijo esto entre llanto y un dolor profundo en el corazón: Mi hijo yo lo amo con todo mi corazón, él es mi orgullo, quien me ha demostrado que tiene un gran futuro en su vida personal y en su vida profesional así que de ninguna manera permitiré que alguien lo juzgue y menos de mi familia ya que si me tengo que enfrentar pues lo hago porque por un hijo uno da la vida y hasta aquí llegan las relaciones entre nosotros, lo juro, se acabó la familia, así de sencillo lo digo porque esa estigmatización que él recibió nadie se puede imaginar lo que se siente ni el dolor que siento o más aun el que sentirían muchas madres y eso que paso es de las pocas cosas que yo misma digo que nunca en mi vida perdonaré, al diablo con ustedes”.

“Eduardis” se encuentra muy afectado por esta situación, él se ama a sí mismo y lo que hizo al dar la cara frente a su familia, tener esa iniciativa de contarles a todos sus tíos fue como lo denomina su madre “de valientes”. Entre ideas consternadas y un profundo resentimiento, pensamientos grises como la ciudad de Siberia este chico intenta seguir su vida, terminar su profesión y demostrarle al mundo de lo que es capaz con un poco de iniciativa y perseverancia, así como decía el vocalista de la legendaria banda de rock norteamericana Nirvana el famoso Kurt Cobain: “Prefiero ser odiado por lo que soy que ser amado por lo que no soy”.

Fotos de protesta, frases de reflexión y un profundo orgullo de aceptarse él mismo es como este enfrenta al público conservador en las redes sociales dando argumentos por los cuales la comunidad LGTBI no está haciendo ni hará daño a la sociedad si no que más bien aportará ideas y propuestas para la mejora continua de los derechos humanos básicos.

Los seres humanos deben aprender a comprenderse uno al otro y a aceptar sus diferencias frente a pensamientos, sexualidad, raza, condiciones físicas y emocionales. La intolerancia ha llevado a que las personas sean discriminatorias y humillantes con los que a la luz pública son “diferentes” o no siguen los mismos ideales y principios que la mayoría lo cual es algo totalmente injusto, ya que el principio básico de relaciones interpersonales es el respeto.

 

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