No son personas extrañas, no son extranjeros ni mucho menos de tierras lejanas o tal vez de otro continente. Son colombianos como usted y como yo. Nacidos en esta tierra donde habitan nuestros pueblos originarios, colonizados en un pasado bárbaramente por unos saberes y creencias ajenos a lo que significaba pertenecer a una tradición ancestral y cosmogónica de la naturaleza. Las comunidades indígenas son nuestros hermanos mayores y merecen todo el apoyo, el reconocimiento y respeto del mundo. Parece que mi país no sintiera el dolor de nuestro pueblo indígena, que la importancia de los sucesos acontecidos recientemente no retumbara en el eco de nuestra sociedad ni mucho menos en nuestra conciencia. El panorama actualmente no es el mejor, la violencia sigue en aumento en territorios como el Cauca y Nariño, donde se concentran una gran cantidad de pueblos indígenas del país. Es preocupante ver como los asesinatos continúan en aumento (34) desde la posesión del gobierno en curso y aún no hay respuestas que puedan vislumbrar un camino menos doloroso en estas regiones.
El caso de los tres líderes indígenas asesinados recientemente (Mauricio Capaz, Edwin Dagua y Gilberto Zuluaga) en Caloto y Corinto merece toda nuestra atención, y es apremiante y urgente que el país muestra todo su rechazo a estos actos de violencia y barbarie que azotan a las comunidades indígenas. Es hora de mostrar todo nuestro apoyo a los pueblos originarios que tanto daño han recibido por parte de grupos armados que quieren generar caos y violencia en este territorio. Así como los colombianos hemos rechazado masivamente actos de corrupción e inconformidad del actual gobierno, también es necesario pronunciarnos perentoriamente por los asesinatos de líderes indígenas, afrocolombianos y campesinos de nuestra adolorida patria.
Gente colombiana, el país no solo debe estar atento a lo que sucede con los casos de corrupción (Odebrecht), los diálogos entre el gobierno y la educación pública (Paro nacional), los videos de los senadores (Gustavo Petro), las proyectos del Gobierno (IVA a la canasta familiar), la Fiscalía y las muertes sospechosas (Asignación de fiscal ad hoc), la situación de muchos colombianos y colombianas no se resume a lo que pasa en Facebook o en Instagram, tampoco a lo poco que muestran los noticieros administrados por un grupo (AVAL) o la censura de programas de televisión pública que resaltan lo mejor de nuestra cultura (los puros criollos). También debemos tener varias fuentes de información, pluriversidad de información que consultar, esto nos permite ampliar la perspectiva de lo que pasa en nuestro país, en nuestro entorno. Tenemos prensa, radio, televisión, internet, todo a nuestro favor para tener una panorama más amplio de lo que sucede en la realidad del país y cada vez al instante. Es lamentable y triste ver que no circula ni un comunicado de prensa en la página oficial de la presidencia de la república en rechazo a los asesinatos acontecidos recientemente contra los líderes indígenas. Si el gobierno no quiere reconocer la realidad del pueblo indígena colombiano, no sigamos la misma lógica, no dejemos que la ceguera de una violencia que sigue en aumento contra los líderes indígenas, afrocolombianos y campesinos nos permee indirectamente. Es necesario hacer un llamado a la unión de todos los grupos que rechazan cualquier tipo de violencia, poner en diálogo y tensión el horizonte de violencia el cual no es el mejor.