Claro, no me refiero a que haya habido fraude, porque si hay aquí un ganador, aparte de las firmas encuestadoras que acertaron en todo, es precisamente el registrador nacional, quien en menos de una hora había desvirtuado toda teoría de dicha conspiración.
Me refiero al hecho de que si se suman los votos de Petro, Fajardo y De la Calle, los mismos dan algo más arriba de la mitad más uno, prueba fehaciente no solo del inconformismo de un pueblo cansado de tanta ignominia, tanta corrupción, tantas mentiras, tantos impuestos y tanta inoperancia estatal, sino que está dispuesto a todo por quitarse de encima ese lastre, y para ello quiso votar por un exguerrillero o un movimiento alternativo con tal de castigar a quienes por tantos años han ostentado el poder y la han hecho de manera tan infame.
Cuando decimos que las ganadoras fueron las encuestas, no existe motivo alguno para creer que en la segunda vuelta se van a equivocar, de tal forma que, por lo menos de mi parte, daré por descontado que el próximo presidente será el señor Iván Duque, pero lejos estoy también de pensar que esto sea por sí misma una victoria contundente.
Es claro que si el nuevo presidente sabe leer entre líneas, entenderá que el pueblo hoy le habló y está dispuesto a seguirle hablando y en cuatro años corregirá los errores de esta elección si no hace las reformas que no solo necesita con urgencia el país, sino que son propuestas claras del nuevo presidente.
También es cierto que si no hay una autonomía de Duque, si no se hacen las reformas de fondo que se piden a gritos, si se va a legislar para beneficiar a un grupo o a una persona en particular y si a parte de todo esto no se mantienen y mejoran los índices económicos y de paz que de manera maltrecha ha logrado el actual gobierno, en cuatro años el señor Iván Duque no va a probar una reelección.
Creo que la lección está aprendida y lo que de manera reiterada muchos ya habíamos dicho y las propias encuestadoras así lo decían, es que la única persona con el liderazgo y los argumentos para derrotar a Duque era Fajardo y no Petro.
Quizás esa duda entre quién sería esa persona que podría derrotar a Duque permitió una confusión, en la que algunos, con cierta duda, decidieron apostarle a Fajardo, pero que no alcanzó para sobrepasar a Petro. Eso y los votos de la costa fueron la clave para frustrarnos de tener una verdadera alternancia en el poder en cabeza de Sergio Fajardo. Lo bueno es que nuevamente vamos a tener al excelente senador Petro en el Congreso haciendo esos debates de control político que tanto nos gusta, pero aceptando que no es él precisamente quien deba darle un bote a la forma de hacer política si el nuevo presidente Duque así no lo entiende.