Al principio todas las oportunidades se abrían. Netflix no solo nacía como una plataforma llena de contenido alternativo sin comerciales sino que sería la gran productora que les dejaría a los creadores el espacio suficiente para contar sus historias como les diera la gana. Y así nos fuimos amañando en algo que parecía un paraíso. Era una catarata imparable de series que marcaba una nueva era. Los más entusiastas recordaban una era vital para el cine, la del Nuevo Hollywood en los setenta, los años en que nació la última gran camada de directores norteamericanos: Scorsese, Coppola, De Palma, Mallick y hasta el mismo Spielberg.
Es que entre el 2011 y el 2016 la plataforma se atrevió a producir series de envergadura y peso como House of Cards, Love, The OA, Rick and Morty, Peaky Blinders, Glow e incluso se atrevió a revivir y potenciar propuestas tan arriesgadas como Arrested Development. Ahora la era parece haber terminado.
La cancelación abrupta, masiva de series tan importantes como The OA, Love, Jessica Jones, y el deterioro vulgar que se le dio a House of Cards después del escándalo que protagonizó Kevin Spacey da para pensar que la empresa no está tomando las mejores decisiones, que al final resultaron una productora promedio en Hollywood en donde importa el algoritmo y por supuesto el número. Sabemos que Netflix tiene una deuda espectacular, que es una burbuja que está a punto de estallar y que necesita dar resultados a como dé lugar. Por eso, mientras nos rompe el corazón matando algo tan bello como Love, la creación de ese genio medio desconocido llamado Paul Rust, se encarga de mantener con vida artificialmente a La casa de Papel solo para que le produzca plata.
Sabemos que Netflix tiene una deuda espectacular,
que es una burbuja que está a punto de estallar
y que necesita dar resultados a como dé lugar
Desde que supimos que iba a haber tercera temporada se nos pusieron los pelos de punta. ¿Por qué continuar con una historia que ya había terminado? Es que La casa de papel logró lo que muy pocos consiguen, poner de acuerdo a la crítica y al público. La tercera temporada está pensada solamente para conseguir nuevos suscriptores y vaya que lo están haciendo. De pronto equilibrarán el déficit pero los nuevos habitantes de Netflix son gente que no quiere propuestas arriesgadas, de esos que no disfrutan demasiado de las arenas movedizas, que caminan sobreseguro por suelos archiconocidos. Así que cada vez más el convencionalismo, la acción barata, la vulgaridad que caracteriza al cine de nuestros días se tomará la plataforma.
Y quien sabe si sobreviva. Porque mientras Netflix se corrompe HBO sigue apostando por historias sólidas como Sucession que este sábado estrena segunda temporada o series juveniles complejas y hermosas como Euphoria. ¿Ya la vieron? Es la genial respuesta del canal a algo tan soso, vacío y pretencioso como 13 reasons why. Demoledora y brutal ha tenido tal acogida entre los jóvenes que la segunda temporada está confirmada. Con los estrenos de Watchmen y de la tercera temporada de Westworld, que por el tráiler se las trae, la hegemonía de HBO será total. Ya lo vimos en las nominaciones de los Emmy en donde la barrida del canal sobre la plataforma será absoluta.
Por cierto aprovecho esta columna para dar las que a mi juicio han sido las diez mejores producciones hechas para televisión de este 2019
- Years and Years de la BBC
- Stranger Things tercera temporada de Netflix
- Euphoria de HBO
- Chernobyl de HBO
- Lo que hacemos en las sombras Showtime
- Sex education Netflix
- Fuga en Dannemora Showtime
- La maravillosa señora Meisel de Amazon
- Game of thornes 8 temporada HBO
- Veep séptima temporada