Noam Chomsky decía que "las palabras son el espejo de la mente", entiendo que el escenario cultural colombiano adquiere un gran significado para entender palabras, términos, refranes y jergas.
En la Costa Atlántica surgió un término propio del entorno: "mochorocos", que provenía de la jerga palenquera para referirse a los niños desobedientes y que se hizo extensivo a los jovenes liberales, desobedientes del régimen impuesto por los conservadores, como represalias a los hechos precedentes a la muerte de Gaitán.
El partido de las doctrinas del laissez faire, laissez passer [«dejen hacer, dejen pasar»], que dieron origen al Estado de Derecho está reducido a su más mínima expresión, encontrándose en el escenario de la contienda electoral actual como convidado de piedra, adhiriéndose sus figuras egregias por motivos que no comulgan con sus principios, unos, o de quererse subir al bus de la supuesta victoria, otros, desempeñando papeles de segunda e intrascendentales.
Solo quedan algunos mochorocos, que visorizan esperanzados la llegada a la socialdemocracia, como tabla de salvación de un partido que naufraga en las aguas procelosas de la incertidumbre.