Ya tenía planificado el reinicio de mis laborales profesionales para este lunes, 08 de junio. Después de un receso de más de dos meses, desde que empezaron las medidas de aislamiento obligatorio (25 de marzo), la gran mayoría de las actividades judiciales estaban paralizadas y el esfuerzo y sacrificio que implicó estas implicaron al fin iba a terminar. Pero no, no va a ser así.
Ayer, en horas de la noche, recibí, vía WhatsApp, copia del Acuerdo PCSJA20-11567 del 05 de junio emitido por el Consejo Superior de la Judicatura, que extiende, las ya prolongadas medidas de aislamiento, hasta el próximo 01 de julio. Les confieso, aún hoy, todavía no salgo de mi asombro y estupor.
Un mes más de inactividad y de improductividad para todos aquellos que nos dedicamos a la sacrificada labor independiente como abogados litigantes. Un mes que se le suma a los más de dos meses de receso obligatorio que nos tiene a la gran pero gran mayoría de abogados al borde del desespero y con el saldo completamente en rojo.
Es increíble la indolencia del Estado con los litigantes y la orfandad de este gremio tan importante para la sociedad colombiana.
Imagínense ustedes, que no son abogados litigantes, no recibir ningún tipo de ingreso por más de tres meses y a la par de eso tener, a cambio, que recibir sin mora y espera alguna recibos de servicios públicos en sus residencia y oficina (estrepitosa y exageradamente altos), hacer mercado, pagar servicio doméstico, pagar matrículas (que se siguen cobrando igual, aún en receso), combustible del carro, impuestos (para la Dian no hay pandemia), gastos varios, etc.
¿Ustedes se están imaginando que economía doméstica puede aguantar semejante situación?
Esto es terrible, inimaginable e insoportable.
Pese a que el gobierno Duque, aparentemente está realizando esfuerzos fiscales para ayudar a muchos sectores que se han visto seriamente afectados por esta crisis, no se vislumbra que para nuestro importante gremio se estén adoptando o se piensen adoptar medidas que nos ayuden aliviar parcialmente esta gran fractura económica. Aquí se reparte plata para los que están en el Sisbén, se le prometen ayudas a los músicos, se le prometen alivios a los arrendatarios, se subsidian las deudas de las grandes aerolíneas, se plantean auxilios para el sector turístico, etcétera, ¿pero para los litigantes qué? Nada. Cero iniciativas.
No he visto pronunciamiento o solidaridad alguna de los colegas togados que representan al Estado en su poder judicial ni de Asonal Judicial, que hubiesen podido asumir especie de vocería en este grito de auxilio. Cero, olvidando que sus ingresos e investiduras dependen necesariamente de la actividad que nosotros, en sus despachos, le forzamos a realizar a través de nuestras demandas. Obviamente ellos no han sido perjudicados en modo alguno, porque pese a no estar laborando (por lo menos, en su grandísima mayoría) están recibiendo sus privilegiados salarios en la comodidad de sus casas, haciendas o apartamentos. Sabroso ellos.
Estamos completamente huérfanos y ad portas del colapso.
Los abogados litigantes somos profesionales de vital importancia en esta sociedad, somos el motor que solicita justicia y el eje principal que procura el amparo de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones en Colombia. Sin nosotros no hay justicia ni puede existir la administración de esa justicia y por eso hago este particular grito de auxilio.
Esta pandemia ha afectado todo y a todos, pero a casi todos los han ayudado, a nosotros no. Necesitamos, imploramos, rogamos que el Estado colombiano voltee su cara y mire a nuestro sector; que se adopten medidas de auxilio que mitiguen esta gran crisis. Tenemos hambre y hoy día, aunque parezca increíble, estamos desempleados. Yo soy un desempleado más en Colombia, que lo único que ha hecho en estos meses es vegetar en las cuatro paredes de mi casa y acabar el ultimo pesos de mis limitados y escasos ahorros. La verdadera pandemia está en nuestros bolsillos y esa no da espera y no se cura ni en una UCI.
Auxilio que alguien nos ayude ahora, porque mañana, quizás, será demasiado tarde.
