¿Impunidad para todos o mínimos de pena para todos?
¿Ley de punto final o alternatividad penal?
¿Qué tanto de impunidad compone la justicia transicional que se aplicará en Colombia?
La polémica apenas empieza, afirman algunos. Ya todo está acordado y ningún sentido tiene opinar al respecto, aseguran otros. Los más optimistas e ingenuos pensamos que en cualquiera de los casos los aportes hay que ponerlos en positivo y que el debate público siempre servirá para mejorar la solución, así ya esté encubada.
El expresidente Cesar Gaviria puso el dedo en la llaga al plantear como solución por lo menos tres formas de justicia transicional, según los actores del conflicto, y ha hecho afirmaciones realistas que necesariamente tienen que tener respuestas políticas en el mediano plazo:¿
1. El problema no son solo las Farc. La solución tiene que abarcar a todos los actores del conflicto (guerrilleros, militares, paramilitares y ciudadanos no combatientes: empresarios que financiaron a unos y a otros, a todos aquellos que por una u otra razón quedaron excluidos de justicia y paz, etc.).
Desconozco si le quedaron por fuera narcotraficantes excluidos de Justicia y Paz y las bandas criminales en que degeneró el narcotráfico, y que hoy desangran a ciudades como Cali, Medellín, Bogotá, Cúcuta, Barranquilla, Bucaramanga, Quibdó, Montería, Cartagena, Buenaventura, Tumaco y más de medio país, que también son actores y consecuencias directas del conflicto armado, y para quienes muchos analistas, entre ellos la Iglesia católica y el fiscal general de la Nación, han planteado la necesidad de una ley especial de sometimiento a la justicia que desactive la violencia urbana que hoy aporta el 85 % de las muertes violentas que ocurren en Colombia.
2. A los militares no deben llevarse a responder ante la Comisión de la Verdad. (¿Y las víctimas qué? La verdad es el mayor y más importante componente del derecho a la reparación integral de las víctimas).
3. Las condenas por omisión deben tener un tratamiento diferente a las condenas por acción. (La legislación penal colombiana históricamente ha hecho un tratamiento diferencial para las conductas por acción o por omisión).
4. Las normas internacionales (así formen parte del bloque constitucional por formar parte de tratados que suscribió el Estado colombiano: verbigracia los convenios de Ginebra que obligan a sancionar crímenes de guerra como la masacre de los diputados del Valle y delitos de lesa humanidad como el secuestro o el desplazamiento forzado, etc.) no deben ser un obstáculo para hacer la Paz.
5. La justicia transicional tiene que ser refrendada por los colombianos para que tenga legitimidad.
Supremamente importante la propuesta del expresidente Gaviria. Merece la pena que el país discuta amplia y profundamente sobre ella. La considero el comienzo de un debate que le servirá enormemente al país.
En mi doble condición de víctima de las Farc y del Estado colombiano reitero mi compromiso con la Paz de Colombia, y respaldo los inmensos esfuerzos que ha hecho el presidente a Santos para llevar estos diálogos hasta el muy meritorio avance que han tenido, fundamentalmente porque estoy convencido que más que el imborrable e irreparable dolor que hayamos sentido más de seis millones de víctimas de esta guerra monstruosa, lo que importa es el futuro, y la Colombia que estamos obligados a construir para las generaciones venideras.
Estoy convencido que esa titánica labor exige sacrificios de todos los colombianos, pero también estoy convencido como ciudadano, como víctima y como jurista, que una nueva sociedad no puede construirse sobre la base de la impunidad, que unos y otros, todos los responsables de crímenes atroces, deben pagar un mínimo de pena por sus crímenes, que debemos encontrar puntos de equilibrio que impidan que la justicia transicional se convierta en impunidad generadora de nuevas violencias.
La Corte Penal Internacional ya le advirtió al fiscal general de la Nación que los delitos atroces deben sancionarse y establecerse penas mínimas para que los derechos de las víctimas no queden burlados. Esta sed de justicia es un sentimiento generalizado en una nación colmada de heridas que aun no han sanado, que ha sufrido demasiado, que clama justicia y que jamás entenderá porque los victimarios son premiados y las victimas condenadas al sufrimiento y al olvido.
Y como en nuestros debates a menudo nos olvidamos de lo fundamental, a unos y a otros, a los negociadores, a los dirigentes y a la sociedad en general solo quiero recomendarles que antes de participar en la discusión se formulen una pregunta más ética que política: ¿Y los derechos de las Víctimas a la verdad, la justicia y la reparación integral qué?
@dfinocentes
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