Gracias Wilder porque me diste una de las alegrías más grandes de mi vida. Jugaba Santa Fe contra Gremio en octavos de final y te inspiraste, te creciste, te hiciste eterno. Esta jugada la veo una y otra vez. Cada vez que me deprimo la pongo y te vuelvo a amar con fervor Wilder. Eras un crack, un puto crack.
Siempre creímos en ti. Siempre pensamos que le ibas a ganar la partida al bazuco, al trago, a la noche que te condenó. Tuviste la sensibilidad y la fragilidad de un artista, porque eso fuiste, un artista con el balón. Creíamos que ibas a volver, que la marihuana que te encontraron en una prueba antidopaje era algo pasajero, una recaída que alguna vez pensé era pasajera y no, no lo fue, te quedaste.
Hoy quieres volver. Tienes 37 años y quieres volver. Ya no, ya no podrás recuperar el tiempo perdido. Serías un crack enorme, un tipo con dos mundiales. Tenías las condiciones para ser mundialista, para jugar en un grande de Europa, pero fuiste fiel a tus demonios y te condenaste.
Te volví a ver en el programa de César Augusto Londoño. No lo podía creer. Ya no pareces de aire, ya no pareces demoledor. Te ves quemado, se te nota la noche. Quieres volver y yo vuelvo a creerte y me vuelvo a ilusionar. Es que fuiste más grande que Omar Pérez, es que Santa Fe debería hacerte un monumento, una película. Es increíble que los hinchas te hayan olvidado. Nunca lo haré. Te agradezco toda la alegría, el último grito. Lástima que el monstruo te terminó abrazando, aplastando, ahogando. Te queremos Wilder, te queremos.