Y entonces llegó un momento en nuestro mundo, un momento en nuestras vidas, un momento en la historia de la humanidad en donde fue posible:
- Que los hijos entendieran la importancia del trabajo de sus padres.
- Que los padres y las madres compartieran más tiempo con sus hijos e hijas.
- Que los padres y las hijas jugaran juegos de mesa, ¡en la mesa!, y la compartieran y la disfrutaran.
- Que los hijos y las madres hicieran sesiones de ejercicios y se preocuparan mutuamente por su salud física y mental.
- Que las familias tomaran el desayuno y el almuerzo y la cena juntos, y conversaran entre ellos.
- Que los hermanos y los primos y los tíos quisieran volverse a ver, así fuera por una videollamada.
- Que las familias desempolvaran libros y canciones y que bailaran sin excusa frente a la ventana.
Y entonces llegó ese momento en el mundo en donde fue posible:
- Que los empresarios confiaran en sus empleados e hicieran todo lo necesario para que pudieran trabajar desde casa.
- Que los empleados pudieran organizar todas sus cosas y su tiempo para cumplir adecuadamente con sus deberes, tanto del hogar como del trabajo.
- Que los accionistas y los presidentes de las compañías reflexionaran sobre la distribución de los ingresos empresariales y se bajaran sus estrambóticos sueldos y dividendos para compensar los salarios de los que no ganan tanto como ellos y para mejorar su aporte social.
- Que los deportistas más adinerados del planeta pensaran más en las personas de sus países y de sus ciudades, y que entendieran que las personas de su equipo son más que las que entrenan en la propia cancha junto a ellos.
- Que los bancos entendieran que a veces los deudores no pueden pagar, aunque quieran, y que siempre es de gran ayuda que les den prorrogas, condonaciones y bajas a sus tasas de interés, ¡incondicionalmente!
- Que las empresas donaran insumos y alimentos para los hospitales, para los cuerpos de policía, para los bomberos, para el personal médico y para las familias.
- Que los ricos pudieran meterse la mano al bolsillo para ayudar a los más pobres.
- Que los líderes políticos entendieran que fueron elegidos para servir a todos, sin excepción.
- Que los gobiernos controlaran de manera precisa el acaparamiento y los precios desmedidos e injustificados en los servicios y en los alimentos; y que aseguraran un ingreso mínimo vital y que lograran entender las verdaderas prioridades que tienen ante la sociedad.
Y entonces llegó ese momento en nuestras vidas en donde fue posible:
- Que hiciéramos fila de manera tranquila y organizada para subir al transporte público y para entrar en los supermercados.
- Que todos pudiéramos pensar en los demás y nos lanzáramos a donar un día, una semana o hasta un mes de nuestro salario para ayudar a los más necesitados.
- Que dejáramos de criticar la pobreza y la marginalidad.
- Que pudiéramos entender lo que significa para algunos "vivir al día" y que lográramos tener empatía con ellos.
- Que pudiéramos orar con más fe que nunca y lográramos entender que nuestra iglesia no esta afuera sino adentro de nosotros.
- Que apoyáramos más a nuestros vecinos y a nuestros negocios y que compráramos cada vez que sea posible los productos locales.
Y entonces llegó ese momento en donde fue posible:
- Que paráramos todo tipo de máquinas y dejáramos de contaminar el aire y permitiéramos que el cielo se pintara de un azul majestuoso y que desde las ciudades se pudieran apreciar con toda claridad las verdes montañas y los nevados.
- Que los animales no se sintieran acosados por nuestra presencia y que los ciervos, las vacas, las cabras, los monos, los caballos, los patos, los jabalíes, las zarigüeyas y hasta los zorros y los pumas, además de salir a caminar libremente por su hábitat, lo hicieran por el nuestro.
- Que los ríos se tornaran nuevamente cristalinos y las bahías más azules y los mares más limpios, y que los peces y los delfines danzaran con toda tranquilidad cerca a las playas; playas blancas, playas limpias y libres de desechos.
Y entonces llegó un momento en la historia de la humanidad en donde fue verdaderamente posible: ¡darnos la mano!