En calamar Guaviare, puerta norte de la amazonía colombiana y con una población aproximada de 10161 de habitantes según el Dane, los sueños de desarrollo y bienestar han hecho parte de esta población que ha sido habitada por gentes de todas las regiones del país.
Cuenta la comunidad que por necesidad en los años 90 se pavimento una vía muy transitada y que los recursos salieron del pecunio de cada uno de los habitantes y de los impuestos que obligatoriamente pagaron los transportadores que llevaban carga de víveres y otros elementos a la población o para embarcar por el caño Unilla afluente del gran río Vaupés; Dichos recursos administrados por una junta local y recaudados por miembros de la guerrilla de las Farc.
Luego, varios años después que el Estado con todas sus instituciones tomo el control del municipio y después de elegir los alcaldes por voto popular y con recursos gestionados a nivel departamental y nacional se logra pavimentar varias vías del centro de este pintoresco municipio. Pero, hay una primera vía que se pavimento con recursos propios recaudados por la administración municipal en el año 2011.
Y es precisamente a donde los quería llevar. A enterarlos de como la administración departamental del Guaviare a través del Plan Maestro de Alcantarillado para el sector urbano de Calamar por un valor de $2’225.315.581 millones de pesos Adjudicó la instalación de un nuevo alcantarillado para el municipio a la unión temporal alcantarillado calamar 2012 en cabeza de Adriana Yaneth Morales. Hasta ahí todo suena a progreso, pero, el desazón llega a toda la comunidad cuando esta firma contratista rompe las calles del municipio destruyendo la calle sexta entre carreras séptima y décima e incluso el último pavimento que solo llevaba alrededor de cuatro años al servicio de la población en la calle séptima entre carreras quinta a séptima.
Hoy día la población debe transitar por calles fangosas y además ver cómo el nuevo alcantarillado presenta fallas ya que últimamente las aguas negras que viajan por dicho ducto se devuelven por la tapa de una de las alcantarillas dejado olores nauseabundos y charcos contaminados.
“A pleno sol del día sale hacía la superficie de las aguas dejando en el ambiente un desagradable olor… La gobernación debe tomar cartas en el asunto, porque supuestamente arreglarían el alcantarillado pero todo parece indicar que lo acabaron pero de dañar”, dice el habitante Fredy Maturana.
¿Hasta cuándo los habitantes debemos esperar para tener unas calles estabilizadas y sin fangos? y más aún, ¿cuándo volverán a pavimentar la calle 7 entre carreras sexta y séptima?