Ha pasado casi un mes desde de la renuncia del fiscal Néstor Humberto Martínez. Y de él y de sus procesos, por los que debe responder ante la justicia, no se dice nada. De hecho, de ser un tema importante en los medios de comunicación —al mostrarlo en su renuncia con su gran retórica diciendo “este desafío al orden jurídico no puede ser refrendado por el suscrito. Mi conciencia y mi devoción por el Estado de derecho me lo impiden. Por ello he presentado renuncia irrevocable al cargo de Fiscal General de la Nación”—, se pasó a nada.
Pero qué más desafío al orden constitucional y al Estado de derecho que estar a cargo del ente de investigación más importante del país, investigando el caso de Odebrecht, en el cual él tiene un conflicto de interés demostrado a través de los contratos que realizó su firma Martinez & Martinez Abogados, tal como lo demuestra el senador Robledo. Cabe recordar que el exfiscal firmó el Conpes Importancia estratégica del proyecto vial autopista ruta del sol” cuando fue ministro de la presidencia de Juan Manuel Santos.
Además, y como algo que quedó como un hecho paradójico, fue la muerte de su amigo Jorge Enrique Pizano, que era el testigo principal del caso de Odebrecht y de su hijo, el cual dejó a terceros unas grabaciones secretas que fueron hechas públicas tras su fallecimiento, en las que menciona que él es perseguido por la misma Fiscalía.
De este caso, lo último que se supo fue la salida del director del Instituto de Medicina Legal por mandar a analizar una toalla con mancha café, la cual estaba en la escena del crimen. Aunque parece poca cosa esto, hay que recordar que esta toalla, según dijeron Luis González (fiscal delegado para la seguridad ciudadana) y Carlos Valdes (exdirector de Medicina Legal) el pasado 27 de noviembre de 2018 en una rueda de prensa, demostraba que la mancha de sangre que se encontró en este elemento no tenía rastros de cianuro y que por lo tanto se podía afirmar “que no había manos criminales en la muerte de Jorge Enrique Pizano”. Sin embargo, la mancha no era sangre de Jorge Enrique Pizano sino era sangre de caballo y de allí la salida de Carlos Valdes.
Para completar, y para no dejar dudas en la devoción por el Estado de derecho del exfiscal Martínez, agentes del CTI aseguran que Martínez Neira montó en la Fiscalía un aparato de chuzadas a periodistas, magistrados y políticos, algo que ya habíamos vivido en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Pero para demostrar que acá "sí" hay prensa libre, en el titular Hallazgos y tropiezos del fiscal “ad hoc” en el caso Odebrecht, publicado por un importante medio, se esconde que la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez se demoró más de un año en activar la orden de captura contra el exdirectivo Eder Ferracuti, quien alcanzó en ese tiempo a cerrar dos CDT con más de $900 millones. Qué raro que esta información tan importante haya sido publicada bajo este bajo ese título.
Y con todo esto, como en todos los casos terribles de corrupción de Colombia, lo que se espera es que el tiempo borre toda la memoria y las dudas, mientras Néstor Humberto tiene una tranquilas y relajadas vacaciones en Miami, eso sí, mientras agentes del CIT de la Fiscalía allanaron las oficinas que venía ocupando el fiscal ad hoc Leonardo Espinosa.