La alcaldesa me sorprendió hoy en la tarde. Tan firme, tan decidida, tan desafiante, creí que tenía un plan pero no. Está a la deriva y parece no saberlo. Llamar a sus funcionarios a que regresen a sus oficinas suena a un mal chiste, a un preocupante episodio de bipolaridad que no sería el primero en su ya larga lista de incongruencias. La alcaldesa parecía una roca en la entrevista que en la tarde del 6 de mayo le hicieron en Semana TV. Traigo incluso alguna de las comillas que salieron de ella:
Era tan bonita esa frase. Todos los mamertos no solazamos en ella. Casi descorchamos la champaña si beber en este encierro no fuera tan deprimente. No solo la alcaldesa se declaraba de centro-izquierda, sino que se desmarcaba definitivamente del gobierno opresor y neoliberal de Iván Duque. Si, eran tan distintos a las cinco de la tarde la alcaldesa de Bogotá y el presidente.
Sin embargo, cayendo la tarde, su secretaria personal, Margarita Barraquer Sourdís, firmaba una circular en donde obligaba a los funcionarios del distrito a regresar a sus oficinas a partir del 11 de mayo. No, no daba posibilidad, como si lo había hecho el presidente, del teletrabajo para mantener el aislamiento obligatorio. De un solo tajo volveríamos a la normalidad, algo en lo que ella se ha opuesto, de manera responsable, desde que llegó el primer caso el 6 de marzo. Prohibió los conciertos y nos quedamos con la boleta del de Alejandro Sanz en el Movistar Arena pero agachamos la cabeza y respetamos su decisión que era la única, la adecuada. Ella fue la que nos metió en cuarentena antes que nadie, el 20 de marzo y daba más confianza que mamá. Pero no sé qué pasó.
Si, el hambre cunde por la ciudad. De esto hace rato venimos hablando. Las ayudas no llegan y, sobre todo, no se distribuyen bien. Un grupo de venezolanos, desesperados por el hambre, se tomó una estación de Transmilenio este 6 de mayo. Hay emergencia económica. Pero ella parecía decidida a todo. Lideró todas las rebeliones de alcaldes contra Duque. Le daba lecciones de distanciamiento, de humanidad. Creíamos que mientras Duque pensaba en los bancos y en Sarmiento –que son lo mismo- ella lo hacía en la gente. Pero no, otra vez Claudia demostró que su voz es más potente que sus buenas intenciones.
No sé si lo que piensa es soltar a todo el mundo y demostrarle a Duque que no existe ni fracking responsable, ni aislamiento inteligente, no sé, sería un costo político demasiado alto. Lo que si le recomendamos a la alcaldesa es que contenga sus emociones porque, después de tanto desgaste, de tanta sobreactuación, lo que queda es la sensación de que, cuando se exalta, no lo hace por convicciones profundas sino por puras pataletas, las mismas que la han traicionado y la han llevado a retractarse tantas veces.
Puede ser que ese regreso al trabajo el 11 de mayo sea escalonado, por turnos y no en masa. Por ahora solo está la circular. Puede ser que la emergencia económica la empujó a esto. Pero la alcaldesa, con esa decisión, acaba de pegarse un tiro en el oído. Quien sabe cuándo volverá a recuperar credibilidad. Yo, por lo menos, ya no le creo nada.