Detenerse a revisar la realidad europea puede parecer, de entrada, difícil de entender, o incluso puede generar cierta indiferencia por la lejanía del contexto en donde se está presentando dicho conflicto bélico.
Sin embargo, la verdadera crítica al sin fin de eventos que componen la realidad de nuestra sociedad va dirigida a cada uno de nosotros.
Fácil es, para cada uno de nosotros, tomar una postura escéptica, sin embargo, lo real es que mientras se hace eso, un misil impacta en un edifico de apartamentos de Ucrania, un carro bomba estalla en el Arauca, una niña, o niño es asaltado en Colombia, una mujer es lastimada, y alguna persona muere por venganza.
Pero ¿por qué en el mundo estamos presenciando tanta indiferencia, desarraigo a la vida y violencia entre nosotros? Cabe pues, preguntarse, ¿acaso no es suficiente con mirar el rostro hechos sangre de una mujer, niña, niño, o soldado, para ser conscientes de que algo en este mundo está muy mal? y, además, ¿qué es eso que está mal, cuán profundo y enraizado está en nuestra cultura, en cada uno de nosotros?
La Segunda Guerra mundial significó un completo cambio de paradigma social, un completo cambio en la manera en cómo las relaciones sociales se establecían, así, de a poco, se fueron creando diversos grupos sociales, en rechazo a la escalada de violencia en Europa.
Aparece pues, con la necesidad intrínseca de un mundo moderno, la idea de libertad. Libertad de expresión, libertad de prensa, libertad económica, libertad de culto, en fin, LA LIBERTAD.
De esta manera, las luchas que se establecen en la actualidad parten de la necesidad de libertad llevada, ahora, a sus extremos, pasando a ser un deseo completamente necesario. Lugar en donde se puede acercar a una explicación de los tiempos actuales, en los que los aires de libertad individual se han exacerbado, se han hecho banales y se ha vuelto dicha necesidad algo superfluo.
La necesidad de una libertad rota es lo que lleva al salvajismo, insensibilidad y violencia entre nosotros, y la posterior actitud de irrelevancia por el dolor, sufrimiento, y realidad del otro. Es precisamente, la búsqueda de la libertad individual, y personal, la que ha hecho de la idea de libertad un término, y una utopía rota de la actualidad.
Entender la libertad como ideal es entender que cada sujeto vive dentro de una sociedad, es innegable el hecho en que al menos, en un momento de la vida, cada sujeto ha estado en contacto con otro, se ha relacionado con este otro, y es allí, donde la libertad se está rompiendo desde la mera significación, y posterior vivencia, de dicha búsqueda.
Es imposible, e ilógico, por su forma, el hecho de enmarcar la libertad en el espectro único del yo, que no tiene en cuenta al otro.
Es decir, la libertad, por definición, es estar en una posición de libre elección con respecto a una acción o a otra persona. Ahora, la libertad individual actual persigue el desligamiento de toda acción o persona, buscando el enaltecimiento individual.
Así pues, toda libertad individual es una libre elección, pero enmarcada siempre con respecto a otro ser humano, hecho mismo del que nace la responsabilidad con el otro, como condición necesaria de la libertad.
Frases como: “porque sí”, “porque me gusta”, “porque así soy yo”, “porque quiero”, etc., son el resultado, y muestra clara, de dicha búsqueda de una libertad de fondo rota, ya que implica la ruptura de la puesta en relación con el otro.
Esta idea según la cual la libertad está rota es cuestionable, puesto que bien podría plantearse que al interior de un grupo social se establecen ciertas reglas subyacentes, las cuales hacen concordar diferentes libertades.
Y más que un cuestionamiento, es un apoyo a la crítica acá planteada, puesto que son los grupos sociales, diversos, múltiples e infinitos, los que ocasionan el choque entre libertades.
Tomando un ejemplo, sobre quienes defienden el aborto y quienes no lo defienden se abre fácil dicha coyuntura, la búsqueda de libertad de quienes apoyan dicho acto, es la libertad individual de la madre, pero de quienes no lo defienden es la libertad individual del niño en gestación.
(Podría llegarse al punto de que quien es abortado aun no es un ser humano, sin embargo, es caer en la reciprocidad que ha planteado el debate del aborto desde un principio).
Así pues, el punto destacable concierne a esta utopía de la libertad rota en donde “tengo la razón, defiendo lo mío, lo mío es más importante, y hago lo que quiero porque ejerzo mi propia libertad”.
Nótese pues, como se va llegando al retorno acerca de la indolencia, o inhumanidad que se presenta en la guerra, en la diferencia social, en la misma sociedad salvaje en la que vivimos cada uno de nosotros.
El ejercicio bélico de Rusia es por defender lo que ellos creen es su soberanía; el de la OTAN, la defensa de una idea de libertad ceñida a Occidente; la postura de países como Italia o Alemania con la defensa de su libertad económica incentivada por sus intereses; la explosión de un carro bomba justificando una libertad de ideología social; la violencia en una manifestación por la libertad en el acceso a la educación.
La lucha por la eutanasia, por la libertad de quien desea morir en paz; la libertad del aborto, en el libre albedrío de una madre, o la libertad indefendida de una criatura aun sin voz; la libertad que busca una persona de la comunidad LGBT de poder expresarse sin estigmas; la búsqueda de libertad de expresión de cada persona indignada con respecto al gobierno; o la simple búsqueda de la libertad al tomarse un café en un atardecer.
Así, en cada lucha actual, y en cada relación humana, todos buscamos nuestra propia libertad, intentando aplastar la libertad de otro, sin siquiera establecer una relación donde hay cercanía a es otro, por el contrario, el cáncer de nuestra sociedad es la búsqueda de la libertad individual, eso es lo más importante por sobre todas las cosas, incluso por encima de la vida, sufrimiento o realidad de aquella persona que vive a menos de cinco metros de mí.
No busco dividir con esta columna de opinión, propongo, por el contrario, un examen personal, en donde cada uno pueda preguntarse, ¿qué libertad estoy buscando? ¿mi búsqueda de esa libertad a quien está lastimando? ¿sobre quién estoy pasando para sentirme libre? Y quizá la pregunta más difícil, ¿puedo ser realmente libre, sin tener en cuenta a los demás?