-Lamentarás hasta el fondo de tus entrañas lo que acabas de decir-, sentenció y se sentó en la butaca verde de siempre. Mira a su alrededor y guarda lentamente su revólver contra el cuerpo, haciendo la presión justa con el pantalón, que ni resbale ni apriete. Toma las cartas, una a una, inexpresivo y mirando matadoramente a la bella muchacha de pelos alocados que tiene enfrente y, sin que nadie lo espere, recibe un certero balazo proveniente de alguien que no se alcanza a ver. Cae contra el piso, ruidosamente y otra vez muerto. Pasados unos segundos oyó “corten”, se levantó, se sacudió el polvo y se alistó para repetir nuevamente la escena. Seguramente que otra vez quedó mal.
...y acción
Cuentos para el camino, la vida, el transporte. Cuentos del escritor Manuel Mejía G.