En los últimos días han ocupado muchos minutos de radio y de televisión y líneas de prensa, la problemática entre taxistas y la aplicación UBER, pues con toda la razón los primeros se ven amenazados por el servicio diferencial que prestan los segundos.
Independientemente de lo expuesto por defensores y detractores de ambas partes, lo que me lleva a escribir estas líneas, es precisamente la pregunta que encabeza éste artículo. Y a ellos (los taxistas) ¿Quién los controla?, y me pregunto esto porque ha sido constante la exigencia del gremio que se respeten su patrimonio y derecho al trabajo en igualdad de condiciones y dentro de la “legalidad”, pues su principal exigencia es que se declare ilegal el servicio de UBER, y que se controlen los transportadores piratas, basándose principalmente en que lo consideran competencia desleal.
Pero, cuando uno o varios taxistas argumentando su derecho a trabajar y a darle un sustento a su familia, deciden prestar el servicio de transporte colectivo, a sabiendas de que no están autorizados para prestar ese servicio, por ende haciendo que este sea un servicio pirata, ¿Acaso los que son considerados piratas por los taxistas, no tienen el mismo derecho al trabajo y a llevar un sustento a sus familias?
Que tan legal es un acopio no autorizado en el que varios taxistas se parquean, obstaculizando la vía, afectando la movilidad; pero lo hacen argumentando la poca oferta en el sector y la alta demanda, sin contar que ellos también tienen derecho a trabajar, ¿y es que UBER no ofrece un servicio ante la poca oferta y la mucha demanda de taxis?, además, ¿ los de UBER no tienen derecho al trabajo y al sustento?
Aclaro que no presto un servicio especial de transporte, pues no quiero que ser tenido en cuenta como defensor de UBER o de los transportadores “piratas”, mi reflexión va más hacía el creciente egoísmo que vive la sociedad, porqué al igual que en muchas esferas de la misma, la actitud de algunos taxistas es la de quien solo le importa si mismo, “ que los demás vean como resuelven sus problemas, el yo tengo derecho a comer, pero usted verá como come, al fin y al cabo no es asunto mío”.
En ningún momento pretendo juzgar a todos por la actitud de unos cuantos, pues como lo dije antes en otra nota, como muchos, tengo amigos, familiares y conocidos taxistas, además mi abuelo paterno desempeñó este oficio por 54 años, y él siempre ha sido uno de mis modelos a seguir. Pero como usuario, conductor, y peatón han sido muchos los casos donde se puede ver a un taxista, parqueando donde quiere, transitando por donde quiere, a la velocidad que quiere, cobrando lo que quiere, cerrando al que quiere, tratando a la gente como quiere, y ante el más mínimo intento de control de las autoridades acusan persecuciones y realizan bloqueos, dando la impresión de que ellos son los dueños de la ciudad, que pueden decidir qué hacer y qué no hacer a voluntad.
Para finalizar le recuerdo a quien se haya tomado el tiempo de leer este escrito, que en ningún momento pretendo atacar, estigmatizar ni juzgar a un gremio, lo único que hago es lanzar una pregunta que me ronda desde hace mucho tiempo viendo el comportamiento de un grupo de personas que desempeñan tan respetable y necesario oficio.
@juancatogo