Se contaron 2.952 votos, y Xi Jinping fue reelegido por unanimidad de los presentes, informa nuestro corresponsal en Pekín, Stéphane Lagarde. Sin oposición, sin abstenciones y con largos aplausos. Tras 10 años en el cargo, el líder chino ha eliminado a sus rivales. La votación, que ratificaba una decisión del XX Congreso del Partido Comunista de China del pasado mes de octubre, tiene un fuerte significado político.
La última parte de la sesión parlamentaria del viernes por la mañana fue retransmitida por la Televisión Central de China. Muestra a una élite roja unida en torno al jefe de Estado. Lo mismo puede decirse de la cúpula de la Comisión Militar Central Nacional; tampoco aquí hubo un escalofrío en las filas: 2.952 votos y aplausos de nuevo para el nombramiento de Xi Jinping como jefe del Ejército.
Con gorras blancas, azules y caquis, una docena de oficiales de los tres cuerpos del Ejército Popular de Liberación bajaron al podio portando el libro rojo de la Constitución china. Se supone que el símbolo recuerda la importancia de la Constitución tras su revisión hace cinco años para eliminar el límite al ejercicio del poder presidencial y abrir la posibilidad de una presidencia vitalicia.
Relaciones internacionales
La oposición ha sido sofocada y los hagiógrafos del régimen celebran en los medios oficiales el regreso a la edad de oro de la dinastía Song, cuando no había límites de mandato para los emperadores.
El jefe del Estado subió al estrado, con la mano en la Constitución: "Juro ser fiel a la Constitución de la República Popular China, defender su autoridad, cumplir mis deberes estatutarios, ser fiel a mi país y al pueblo, desempeñar mis funciones a conciencia, ser honesto y aceptar el control del pueblo y esforzarme por la construcción de un Estado socialista moderno, fuerte, democrático, civilizado, armonioso y hermoso", dijo Xi Jinping, que se presenta regularmente como el gran timonel dispuesto a dirigir la nave China a través del "mar embravecido" de las relaciones internacionales.
Sus retos al frente de la segunda economía mundial siguen siendo numerosos, entre la ralentización del crecimiento, la caída de la natalidad, las dificultades en el sector inmobiliario y la necesidad de mejorar la imagen internacional de China. Las relaciones con Estados Unidos están en su punto más bajo en décadas, con numerosas disputas, desde Taiwán al trato a los musulmanes uigures, sin olvidar la rivalidad en tecnología.
Xi Jinping condenó esta semana la "política de contención, cerco y represión contra China" aplicada por "los países occidentales liderados por Estados Unidos", que "ha conducido a desafíos sin precedentes para el desarrollo" del país.
Dirigente poderoso
La reelección de Xi Jinping a la jefatura del Estado corona una notable progresión política en la que ha pasado de ser un líder político poco conocido a convertirse en el dirigente chino más poderoso en mucho tiempo.
Durante décadas, la República Popular China, marcada por el caos político y el culto a la personalidad durante el reinado (1949-1976) de su líder y fundador Mao Tse-tung, había promovido una gobernanza más colegiada en la cúspide. A sus 70 años, el presidente reelegido podría incluso prorrogar su mandato otros cinco años si entretanto no surge ningún sucesor creíble.