Esta mañana las directivas de Millonarios salieron con el pecho inflado a regar el rumor entre sus periodistas de confianza de que el arquero de Venezuela, la nueva sensación del futbol suramericano después de ser la figura del mundial sub 20 y descrestar en la última fecha de elimintario, era jugador de Millonarios. Hablaron de una cifra que ronda los USD$ 1 millón. El periodista de ESPN Rafael Rojas habló con el Papá del portero esta mañana y le dijo que era mentiras, que no había firmado nada y que la familia sigue estudiando jugosas ofertas, que superan largamente el millón de dólares propuesto por el club bogotano.
Es que hablar de un millón de dólares es muy poquita plata para un joven que desde ya despunta como el mejor del mundo, un arquero que deslumbró en el último mundial sub 20 y en donde llamó la atención de poderosos equipos como el Chelsea. Un millón de dólares costará, qué sé yo, David Gonzáles y no este prospecto de Buffon. A mi se me hace que es cuento de Enrique Camacho, presidente de Millonarios, quien en la entrevista que le dio a Norbey Quevedo de El Espectador el sábado pasado demostró que el club el lo ve como un negocio, que quiere promover jugadores para venderlos y hacer platica pero que el club de fútbol le importa un comino. Una tristeza para una de las hinchadas más leales de Colombia. Se van a acordar de mi, van a salir con un chispero, con otro chorro de babas.
Preocupa Millonarios y mucho. Preocupa ahora que Camacho se va a dedicar a hacer cortinas de humo dejando escapar rumores sin fundamento. Preocupa que pasen los años y la hegemonía de Nacional se afiance y nos tenga de hijos a nosotros, los que fuimos los más grandes, los que creamos el mito de Di Estéfano