Con un monumental y arriesgado montaje, riguroso trabajo de ingeniería y maquinaria teatral, un diseño de arte que —valga la redundancia— es una obra de arte y un tributo al arte en su máxima expresión plástica y humanística, el Teatro Colón de Bogotá presenta una extraordinaria versión de Woyzeck, la obra cumbre de Georg Büchner, artífice del teatro expresionista alemán, concepto, adaptación y dirección artística de Jimmy Rangel y dirección general de Manuel José Álvarez.
Detrás de este descomunal engranaje escenográfico que incluye enormes estructuras metálicas, tramoyas y paneles en movimiento, lluvia, un enorme espejo de agua a manera de telón de fondo, entre otras piezas y recursos técnicos, está el genio creativo y el arduo trabajo de la maestra Laura Villegas, quien desde que asumió el reto, a principio del presente año, no ha parado en su cometido de articular ideas y concretar la cantidad de planos diseñados para el objetivo final.
La gran propuesta de Villegas devora el escenario en esta versión de Rangel, protagonizada por Felipe Botero y Carolina Ramírez, acompañados de un vigoroso grupo de actores, de distintas edades, donde el drama de Büchner, plasmado en el siglo XIX, está recreado por teatro físico, danza, piano y coros en vivo, y veinticinco cuadros, tributo a la plástica universal, que van fluctuando en el trayecto de la obra: Una visión cinematográfica de La tormenta, del artista inglés William Turner; una clara insinuación a la escuela cubista de Picasso; el centro-humanismo del colombiano Darío Ortiz; y hasta El grito desesperado del expresionista noruego Edvard Munch, entre otras evocaciones del arte mayor.
“El carácter expresionista de la obra se ve reflejado en la combinación de la palabra, la plástica, el movimiento y el vestuario de Luz Elena Cárdenas, que logra encarnar el alma de los personajes, para formar un gran coro en permanente actividad, convirtiéndose en un solo personaje, o en cualquiera de las múltiples sensaciones de ahogo, ira, celos, agonía, locura, humillación y desgracia por los que pasa el personaje de Woyzeck y el mundo que lo atosiga”, refiere Villegas.
Pero Woyzeck también es un homenaje al dramaturgo esloveno Tomaz Pandur, familiar en la escena colombiana, fallecido en 2016, meses después de haber presentado su sorprendente (como era habitual en sus creaciones) versión de Fausto, en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Dicho tributo estaba en la agenda del director de Jimmy Rangel, y Laura Villegas lo dejó impreso con su visión particular.
En este montaje del Teatro Colón, el rol de Woyzeck (basado en la historia real de Friedrich Johann Franz Woyzeck), el soldado alemán atribulado por el horror de la guerra, el abuso de poder y la manipulación de sus superiores, y la cruel victimización por parte de un científico perverso que experimenta con su psiquis hasta ponerlo al borde del precipicio, es interpretado por Felipe Botero, curtido actor de tablas, recordado por Blackout, del Teatro R-101, en el que incursionó como dramaturgo.
A su vez, la consagrada actriz Carolina Ramírez es Marie, la mujer de Woyzeck, epicentro de sus inseguridades y perturbaciones, y de unos celos a ultranza que atraviesan las fronteras del delirio, el crimen y el placer.
El agua, que parte de una gotera sutil y se va expandiendo hasta cercar y ahogar al protagonista en su exasperación irremediable, cuenta como poderoso elemento narrativo.
Büchner, pionero del teatro expresionista, además de políglota y admirable orador y cultor de la palabra, fue un incisivo activista y crítico de los regímenes totalitarios y de la revolución industrial. Los desmanes de la guerra lo marcaron sobremanera. De ahí que Woyzeck, su obra maestra, sea un testimonio de ese horror imborrable, y de lo vulnerable y desamparado de la condición humana, a través de los tiempos.
Con Woyzeck, en su poético montaje de expresión y belleza, el Teatro Colón de Bogotá resume las grandes apuestas teatrales de los últimos años, como aporte vital a la cultura y entretenimiento de los capitalinos.
Prográmese: Woyzeck, temporada a partir del 26 de junio. Boletería entre $35.000 a $70.000 pesos.