Ya culminaron los escrutinios y el reconteo de la votación del pasado 27 de octubre ratificó a William Dau como alcalde de Cartagena.
Lo ocurrido aquel domingo fue un golpe de opinión. Contra todo pronóstico William Dau derrotó a la maquinaria de William García y se convirtió en un fenómeno político por lo inusitado de los resultados. Fueron más de ciento trece mil votos que se vieron como un acto de protesta de los cartageneros en contra de los corruptos.
Pero pasada la euforia electoral, se impone la necesidad de un análisis desapasionado a fin de comenzar a fijar posición frente a lo que será el gobierno del alcalde William Dau, el cual comienza a dar sus primeros pasos.
Según los recientes acontecimientos, lo que se propuso como un punto de quiebre contra la corrupción en Cartagena, puede ser o no ser, lo cual dependerá de la coherencia del nuevo alcalde.
Estamos frente a un gobierno que va a manejar una chequera de diez billones de pesos en los siguientes cuatro años, recursos que los corruptos van a tratar de seguir manejando de cualquier forma.
Por eso la anticorrupción no puede ser solo un discurso de campaña, sino que debe mantenerse y profundizarse durante el gobierno. En reciente entrevista a un medio local el mandatario electo dijo que, ahora de alcalde, cambiaría el chip. “Voy a cambiar el chip mental, ya no es tirando piedras, denunciando y atacando que es lo que hace el activista anticorrupción, ahora tengo que ser el ejecutivo, el gobernante, el administrador de una ciudad”.
Parte de la coherencia es saber de quién se va a rodear el nuevo mandatario. La comisión de empalme, su equipo de asesores y el nuevo gabinete serán un indicador en este sentido.
Pero desde ya se encienden las alarmas. La presencia en la comisión de empalme del alcalde Da de reconocidas fichas del uribismo como Guillermo el "Mello" Otoya, el almirante Gabriel Arango Bacci, además del exsecretario de educación Julio Alandete que viene de gobiernos muy cuestionados, muestran que el nuevo burgomaestre se está alinderando con el establecimiento político que se supone acaba de ser derrotado el pasado 27 de octubre.
¿Es un mensaje de Dau al gobierno nacional y a las fuerzas políticas tradicionales de que su alcaldía no será una amenaza para los intereses de las élites, como se le ha hecho creer a los cartageneros?
Preocupa además porque no se sabe cómo será escogido el nuevo gabinete. Dau ha dicho que será una firma cazatalentos, pero sobre esto no se conocen mayores detalles. Y tengo mis dudas al respecto. Tal vez la composición política de la comisión de empalme del alcalde Dau, con uribistas a bordo, sea un reflejo de lo que pueda suceder en el gabinete, incluyendo los reencauches políticos que están apareciendo. Lo claro es que los secretarios de gobierno y demás subalternos son ejecutores de las políticas del alcalde y deben actuar en concordancia con el modelo de ciudad que este tiene.
La pregunta es, ¿cuál es el modelo de ciudad que va a defender William Dau? Eso es incierto. Además de la inteligencia artificial en la contratación pública y el adefesio de los fondos buitres que incluyó en su programa, no hay más nada claro. Además el mismo alcalde reconoce que no tiene ideología. Y así como van las cosas, puede terminar siendo el mismo establecimiento el que imponga el modelo de ciudad y el futuro de la contratación pública si el alcalde no mantiene la coherencia.
Los cartageneros estamos a la expectativa de los pasos que viene dando desde ya el nuevo burgomaestre. Estamos observando el rumbo de los acontecimientos. De las decisiones que tome el nuevo alcalde dependerá el destino de la ciudad y la posición que debamos asumir los cartageneros frente a su mandato.
Por encima de cualquier coyuntura, la defensa de los intereses de la ciudad está primero.