Dos familias emprendedoras y visionarias iniciaron en Cali la producción de baterías para carros y competirle a las importadas de Estados Unidos. En los años 30 los hermanos Peláez Vallejo fundaron Baterías Willard y en los 50, Ernesto Mejía Amaya empezó a producir MAC.
Fueron los hermanos los hermanos Peláez Vallejo, Emilio, Jesús, Rubén y Gabriel a quienes se les ocurrió el negocio cuando en 1927 tener un carro en Colombia era un lujo pero que poco a poco se fue expandiendo. Los Peláez entendieron la necesidad y fundaron la Agencia Willard como una inversión familiar de a los 13 hermanos nacidos en Santa Barbara, Antioquia, entre los que había dos religiosas y un sacerdote.
Empezaron como una importadora las baterías producidas en Estados Unidos para suplir el creciente mercado colombiano. Pronto buscaron expandirse al Perú, pero se les atravesó la Guerra del Perú que empezó el 1 de septiembre de 1932 y finalizó el 23 de mayo de 1933, con un acuerdo que le ratificó a Colombia su dominio sobre Leticia.
El éxito logrado a nivel nacional con la distribución de las baterías los llevó a aumentar su portafolio a repuestos automotrices y ampliar la razón social, que pasó a ser Almacenes Peláez Hermanos, con Don Gabriel como su presidente. El siguiente paso, fue producir las baterías en el país a través de una alianza con Esbic Panamá propiedad de la norteamericana ESBIC Corporation, y que inició operaciones en 1957 en una planta en Malambo, Barranquilla en 1957, con todos los componentes importados.
En décadas posteriores lograron que las baterías Willard fueran instaladas como equipo original de los vehículos ensamblados por Colmotores que inició operaciones en 1956, luego pasarían a ser parte de la línea de ensamble de la CCA e instaladas como equipo original en GM Colmotores.
En 1986 aumentaron la capacidad de producción de las marcas Willard, Exide, y Esbic con dos empresas colombianas, Bacolsa S.A. y Pipco SA que se fusionarían posteriormente bajo el nombre de Baterías Willard S.A.
Los deportes de la mano de las Baterías Willard
El gusto por los deportes de Gabriel Peláez se convirtió en un plus para el negocio. Apoyó la formación del equipo Willard de béisbol que protagonizó la primera temporada del béisbol profesional colombiano en Barranquilla y su hijo Gabriel continuó sus huellas y en 1979 sacó adelante la novena Willard.
El empresario barranquillero Fuad Char quien había comprado el Junior Club en 1972 y tenía claras las bondades de la combinación negocios y deporte buscó a Gabriel Peláez Restrepo. Sabía de sus habilidades empresariales unidas a su gusto por el deporte y lo invitó a formar parte de la junta directiva del Junior. Lo acompañó un tiempo en los años setenta y Junior fue gracias a Willard, el primer club del fútbol colombiano en tener un patrocinador.
El tiempo se encargó de confirmarle a Fuad Char su olfato con el Junior que se convertiría en un motor del grupo Char en lo económico y en lo político.
En 2002, Jorge Hernán Peláez Restrepo, heredó de su padre Gabriel el cargo de presidente de Peláez Hermanos quien continua en la junta directiva. Jorge aprendió del negocio desde pequeño cuando trabajaba en las vacaciones en cualquiera de las sedes, especialmente de Bogotá, ciudad donde queda la sede principal.
El Grupo Empresarial además de su fábrica de baterías Willard que exporta a 20 países, posee una red de comercialización de autopartes con presencia en 23 ciudades, distribución directa a través de grandes superficies y con 34 agencias de venta propia que en 2022 vendió $ 245.214 millones. A través de Autolitoral es concesionario de Chevrolet de General Motors en Barranquilla y Santa Marta; y con Inversiones IPSA opera bienes inmuebles del grupo empresarial y de forma independiente.
Pasaron casi veinte años de que le apareciera competencia nacional a los Peláez. Y fue también en Cali, en el Valle del Cauca.
En 1948 nació baterías MAC, una marca con las iniciales de su fundador Ernesto Mejía Amaya Castro. Su familia, oriunda de Charalá, Santander viajó al Argentina en buscar mejores horizontes. Ernesto era un niño de trece años y a los 16 empezó a trabajar como ayudante en el taller de un inmigrante italiano donde se reparaban, armaban y vendían acumuladores eléctricos o baterías. Inició en simultánea estudios de mecánica general en Junín, provincia de Buenos Aires que complementó con estudios de mecánica de automotores.
De regresó a Colombia en 1955 la familia Mejía se instaló en Cali. El joven Ernesto, con grado en mano, se empeló como electromecánico en la empresa Distribuidoras de Baterías que posteriormente se transformaría en Coéxito y donde lo encargaron del manejo del taller y las actividades de ensamble de baterías. Apoyado por el propietario de Distribuidora de Baterías, en 1960 se independizó y abrió a crédito, en el centro de Cali en la Carrera 8ª con Calle 23, un taller de mantenimiento y reconstrucción de baterías
Cuatro años después, invitó a su hermano José Antonio como socio para que se encargara de la parte administrativa y crearon Mejía Amaya & Cía; para 1967 eran productores de baterías a nivel industrial con su marca de baterías MAC que en 1973 pasó a ser incorporada como equipo original de las ensambladoras Renault y Chrysler.
El éxito los llevó a adquirir en 1988 a Coéxito, y un año después la planta de producción y distribución a nivel nacional de baterías Tudor; posteriormente en 1994 compraron el 50 % de Magna, empresa dedicada a la fabricación de batería automotrices y para motocicletas que años más tarde adquirirían en su totalidad a través de Coéxito.
La internacionalización de baterías MAC
En la década de los 90, los hermanos Mejía iniciaron la internacionalización de la marca gracias a una alianza con el mayor productor de baterías en el mundo, Johnson Controls Inc. Principiaron con el mercado ecuatoriano, luego vendría el peruano y panameño con una batería especial para el trópico, y para 1997 ya vendían en Venezuela, Costa Rica y Chile. El principio de siglo que incluyó nuevos desarrollos tecnológicos y mejoras en la planta de reciclaje trajo la entrada a los mercados de Puerto Rico, Estados Unidos y Bolivia.
En septiembre de 2008, falleció Ernesto Mejía luego de una dolorosa enfermedad. Dos años después, sus herederos, entre quienes está Luis Ernesto Mejía, exministro de minas en el gobierno de Álvaro Uribe, fortalecieron la alianza con Johnson Controls Inc para afianzar los mercados del Caribe, Centro y Sur América, de forma que cuando Johnson Controls Internacional vendió su división Power Solutions a Brookfield Business Partners en 2019 y creó Clarios, Baterias MAC se convirtió en Clarios Andina.
Desde su planta de Yumbo, Valle del Cauca, a la que le invirtió USD 21 millones hace dos años, Clarios Andina atiende 22 países a donde exporta el 60 % de su producción, principalmente a los países Andinos, Centroamérica y el Caribe. Es líder nacional con una estimación del 55 % de participación para MAC, Varta y el resto de marcas que distribuye.
Clarios es propiedad de Brookfield Business Partners, parte del gigantesco grupo de capital privado Brookfield Corporation con activos por unos USD 850 mil millones y uno de los más grandes inversores en energía renovable.
La multinacional Clarios, dueña de baterías MAC es la compañía más grande del mundo de baterías automotrices con una producción de más de 150 millones de baterías cada año. Uno de cada tres carros en el mundo tiene una batería de Clarios que cuenta con 56 plantas de producción, distribución y reciclaje a nivel global. Entre sus marcas mundiales que hacen presencia en más de 100 países están además de MAC, Varta, Heliar, LTH, Optima y Delkor.
El crecimiento de estas dos fábricas de baterías, pilas y acumuladores eléctricos nacidas en Cali, una en los años 30 y la otra a finales de los 50´s ha sido exponencial y hoy están entre las mil empresas más grandes del país: Clarios Andina que empezó como MAC fundada por Ernesto Mejía Amaya con ventas de $ 694.456 millones y Baterías Willard originalmente Peláez Hermanos de los Pelaez Restrepo con ventas de $ 356.118 millones, ambas cifras de Supersociedades para el 2022.