Para toda niña convertirse en mujer es un proceso de grandes cambios: representa miedos, retos y aventuras, además de una forma nueva y responsable de ver su cuerpo. En el caso de Wayúumina y las demás niñas wayúu es algo que tiene un significado místicamente cotidiano, puesto que al desarrollarse las niñas son aisladas.
En el encierro o Asürülaa, como se dice en wayúunaiki a esta etapa importante de las niñas, se les enseñan las labores propias de las mujeres en la tradición wayúu; es decir, las niñas que tienen su primera menstruación aprenden no solamente la realización de las tareas domésticas, también se les enseña a profundizar en la relación que como mujeres wayúu tendrán con la ancestralidad, la sabiduría, la cosmogonía y el arte de su pueblo. Es en este momento en el que ellas aprenden aprenden a tejer chinchorros, mochilas, cordones y otros artículos con hilos, pero, sobre todo, es cuando se hacen conscientes del valor de los pensamientos, al punto de poder concebirlos entre palabras y silencios.
Wayúumina, la protagonista de este relato, es una niña de carácter apacible. Tal vez sea por esto que ha acatado de la mejor manera este proceso, así como los consejos que le dan sus mayores. Sus padres le han inculcado a sentirse orgullosa de sus orígenes wayúu. Anachon es su mentora y cuenta que la niña ha llevado su encierro de una manera respetuosa con las tradiciones, que en la mirada de la nueva majayüt se nota la dedicación que le pone al aprendizaje de sus conocimientos.
Wayúumina es la mayor de tres hermanos, también la única mujer, lo que lleva en sí demasiada responsabilidad. Es ella quien a partir de ahora representa la continuidad de la familia y simboliza la sabiduría, la prudencia y los valores familiares.
Como ironías de la vida, esta es la historia de muchas niñas que en condiciones pre o pospandémicas no hubieran aceptado ser aisladas. Hoy muchos wayúu viven en zonas urbanas y han dejado atrás en sus rancherías, muchas de las costumbres de su pueblo. Como hecho curioso, la misma Wayuumina dice que de no ser por el confinamiento impuesto para evitar el contagio del COVID-19 ella no se hubiese aceptado ser encerrada en tradición, no por contrariar la sabiduría de las mujeres wayúu, ¡no!, sino más bien porque al ser ella tan aplicada en el colegio, en condiciones normales, nunca hubiese perdido un solo minuto de sus clases.
Wayuumina significa princesa del desierto y así le decimos a Shirley Hassay desde que estaba en el vientre de su madre. Ella actualmente cursa séptimo grado en el colegio de su comunidad, Campamento. Para Wayuumina ponerse la manta y danzar en agradecimiento por su virtud es todo un orgullo.
A sus 12 años Wayuumina ya ha sobrevivido no solo al COVID-19 sino a otras pandemias que muchos niños y niñas wayúu no han podido sortear...