En 2011 recibí una maravillosa tarjeta de invitación, asimilando un proyecto de construcción a una grandiosa película, era el festejo con bombos y platillos, de lo que se anunciaba como un fastuoso proyecto de $350.000 millones de la empresa Ospinas en Cartagena.
Render inicial Washington Plaza Bocagrande, Cartagena
Los renders con que vendieron aquella grandiosa apertura, mostraban un espectacular manejo de la playa, confieso que inicialmente lo pensé inspirado en la moderna marina de Santa Marta, pero la inspiración venía directo de La Palma de Dubai, que seguramente el diseñador debió conocer en detalle, y desde un helicóptero.
La Palma, Dubai
Con la ingrata experiencia de tantos proyectos arquitectónicos en Cartagena, preferí excusarme de aquel coctel al que asistió la crema y nata tanto de Cartagena como de Colombia , pero no quise presenciar el comienzo de la debacle del sitio donde quedaba el colegio donde estudié, como en efecto parece que ha sucedido.
No conozco el área del lote, pero se trata de la mitad de una de las manzanas más grandes de Bocagrande, que consta de tres hacia tres calles distintas, ubicado donde se permite mayor densidad por ser zona comercial turística; pero tres poderosas razones para construir alguna maravilla, abrieron el camino para un esperpento arquitectónico que riñe con la apacibilidad que antes inspiraba el sitio.
IlBurj Al Arab Hotel en Dubai
Una obra demasiado masiva para el entorno, a tal extremo, que impacta el perfil de la ciudad desde donde se la mire, a tal extremo que desde Manga, no parece que estuviera en la carrera primera sino sobre la orilla de la Bahía. Debió ser que el arquitecto se sintió diseñando el IlBurj Al Arab de Cartagena, con la pequeña diferencia de que aquel tiene mucho diseño exterior, y nuestro IlBurj Al Arab criollo tiene un volumen de construcción completamente cerrado, que contribuye a que luzca peor.
Atlantis Palm Jumeirah Hotel, Dubai
No faltará quien me critique por censurar a quienes piensan en grande, porque tal vez el diseñador se inspiró en el Atlantis Palm Jumeirah Hotel, tambien de Dubai; pero además del exceso de volumen, varios pisos de la susodicha estantigua, son cerrados porque albergan varios pisos de parqueaderos. Han pretendido minimizar tamaña mole de cemento con un nada afortunado mural de gruesas líneas en vivos colores tropicales en medio de un gigantesco enchapado en porcelanato, como si una de las gordas de Botero pretendiera disimular su volumen con un vivo estampado multicolor.
Fachada del Centro Comercial Washington Plaza en Bocagrande, Cartagena
No quiero dudar sobre si cumplen los índices de construcción, pero instituciones como la Procuraduría y la Contraloría, deberían estar pendientes de los curadores urbanos, aunque no siempre ocurren desafortunadas tragedias como la muy triste del edificio Space de Medellín, con ciertos proyectos los curadores hacen cachichí y la ciudad pierde valor afectando el patrimonio de todos.
Sin referirme al Washington Plaza, pero me cuentan que algunos curadores se encargan de “ayudar” para que los constructores violen las normas supuestamente cumpliendo con los índices. Dos truquitos simples, como por ejemplo, que ni los balcones, ni los patios de ropa se contabilizan como área construída para efectos de los metros cuadrados de construcción permitida, pues no son pocos los que se hacen aprobar el proyecto con balcones de tres metros de ancho, para después correr un metro hacia fuera la pared, haciendo lo mismo con los patios de ropa. ¿Se imaginan cuanta área ilegal se ganan con este engaño?
El resultado ha terminado por ser un centro comercial desapacible y agresivo al que no provoca entrar, no es arquitectonicamente atractivo, no guarda proporción con el paisaje de Cartagena, que a pesar de los muchos atentados similares a este, no se merece el colosal cubo de porcelanato que le han construido en medio de una de sus dos únicas vías escénicas.
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P.D. Aprovecho para ponerme a sus órdenes para conocer proyectos de adefesios que amenacen con afear ciudades distintas de Cartagena.
