¿Vuelven los 'enemigos agazapados de la paz'?

¿Vuelven los 'enemigos agazapados de la paz'?

"El anhelo de la paz total es un ideal supremo, pero no hay que ser ingenuos: los enemigos no faltan y cuando son oportunistas resultan siendo mucho más peligrosos"

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
febrero 13, 2023
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¿Vuelven los 'enemigos agazapados de la paz'?
Foto: Pexels

A Otto Morales Benítez, intelectual de estirpe liberal, se le recuerda por su amplia trayectoria política, su agudo sentido del humor y su fecunda producción literaria. Su compromiso con la paz lo llevó a liderar la comisión creada por el gobierno de Belisario Betancur para sobrellevar las negociaciones con las guerrillas de las FARC, el EPL y el M-19. Morales Benítez asumió su participación con entereza y con la misma entereza renunció, no sin antes hacer un llamado de urgencia que quedaría incrustado en la historia nacional: “combatir contra los enemigos de la paz y de la rehabilitación, que están agazapados por dentro y por fuera del gobierno”.

Cada que el país se acerca a un nuevo proceso de paz, la frase de Morales Benítez vuelve al ruedo con cierto aire de fatalismo profético. Es como si su certeza, tras cuatro décadas de convertirse en el epítome del fracaso del esfuerzo de paz de Belisario Betancur, nunca perdiera vigencia.

Y fue Francisco Barbosa, el fiscal general, el que la volvió a utilizar para referirse a los “enemigos de la paz total” que le vienen haciendo zancadilla al presidente Petro. Así lo expresó en una rueda de prensa donde cuestionó con dureza lo que ocurrió con el condenado Jorge Alfonso López, alias el Gatico, un criminal de extrema peligrosidad que fue nombrado como facilitador de paz por parte del gobierno.

Parece que el confuso episodio de alías el Gatico ya fue superado, pues tras un escándalo mediático se le revocó la condición de facilitador de paz y volvió a la detención domiciliaria. Sin embargo, tanto ese episodio como el pronunciamiento del fiscal Barbosa sí dan para reflexionar sobre las supuestas “zancadillas” a la paz y esos reiterados enemigos agazapados. ¿Quiénes son?

Con ánimos de ingresar el terreno de la especulación, me atrevo a afirmar que el mayor enemigo de la paz total no se encuentra (por el momento) en los elementos de la Fuerza Pública —como sí le ocurrió a Belisario Betancur—, en sombríos funcionarios que habitan en inmediaciones de la Casa de Nariño o en los expertos que descreen del nuevo enfoque para negociar la paz. No. Cada vez estoy más convencido de que el supuesto enemigo se encuentra en los espacios de improvisación, en las comunicaciones cruzadas, y en los vacíos de concepción en la mismísima paz total.

Y es esa improvisación, exaltada por el canciller Álvaro Leyva cuando afirmó sin titubear que la paz total tiene mucho de jazz y poco de música clásica (validando su tendencia a la improvisación), la que amenaza con convertir a la principal apuesta del gobierno del “cambio” en un gigante con pies de barro.

Ciertamente comprendo que los esfuerzos de paz requieren de mucha confidencialidad y reserva, es algo que no estoy cuestionando, tampoco sería sano que procesos tan delicados se convirtieran en un espectáculo bochornoso parecido al que se vivió en El Caguán. No obstante, la falta de claridad en el método sí viene pasado factura y podría erosionar la confianza ciudadana en el que es considerado como el mayor esfuerzo de paz del último lustro.

Asuntos tan determinantes como equilibrar la paz total con una nueva política de seguridad nacional (o precisar la naturaleza de la seguridad humana); resucitar la sigla FARC-EP —asumiendo de facto una negociación política con las disidencias— o no haber radicado todavía el proyecto de ley de sometimiento colectivo a la justicia, vienen generando suspicacia.

No dudo en que la gran mayoría de colombianos queremos la paz, el anhelo de la paz total —desde una perspectiva filosófica— es un ideal supremo, pero no hay que ser ingenuos, los enemigos no faltan y cuando no son agazapados sino oportunistas resultan siendo mucho más peligrosos. Eso es algo que el gobierno debe identificar y replantear.

De todo corazón, espero que la sabiduría de Morales Benítez no resulte profética en este nuevo intento por la búsqueda de la paz.

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