Las últimas declaraciones del Presidente Petro en las honras fúnebres de Piedad Córdoba, reclamando la necesidad de un congreso del PH para definir un partido único con una sola personería jurídica y la formación de un Frente Amplio para ganar las elecciones del 2026 y hacer irreversibles las reformas democráticas, y el Frente Amplio para la justicia y la Paz, han prendido el ventilador de las izquierdas y en general de mundo político, a tal punto que algunos congresistas están entablando denuncias en la comisión de acusaciones de la cámara contra el presidente Petro por participación en política, y además, han obligado al Comité Político Nacional de PH, a responder en sentido positivo a la propuesta del Presidente.
En medio de este ir y venir de posiciones dentro de las izquierdas y dentro de los grupos progresistas, quiero seguir participando en el debate con las siguientes consideraciones que tienen que ver no solamente con el aspecto político sino también con la situación jurídica del problema de la unidad.
La única posibilidad real de los siete partidos para participar unidos con sus personerías en una sola lista al Congreso sería que se aprobara una reforma del sistema electoral, ( donde además de la financiación de los partidos y de las campañas electorales, de las consultas internas y de la democratización de los entes electorales, del origen y composición del Consejo Nacional Electoral, de la modernización e independencia de la Registraduría Nacional del Estado Civil, entre otros elementos estructurales del sistema electoral ); digo que la única posibilidad sería una reforma electoral que posibilitara las coaliciones de los partidos sin tener en cuenta el porcentaje de votos que actualmente exige la norma para hacer posible estas coaliciones, que hoy es del 15 % de la votación total anterior presentada para concejo, asamblea, cámara o senado.
Así las cosas, con la reforma electoral, cualquier número de partidos podrían coaligarse sin tener en cuenta la cantidad de votos, solo con el compromiso programático y los mecanismos de procedimiento para elaborar las listas cerradas o abiertas al Congreso de la República.
El proyecto de Reforma electoral se ha presentado muchas veces al Congreso en gobiernos anteriores pero ha sido imposible porque se han interpuesto los intereses de las camarillas de los partidos tradicionales; inclusive en los comienzos del gobierno del presiente Petro, la reforma electoral se hundió en el Congreso fundamentalmente por la falta de consenso sobre las listas cerradas.
Pensar en aprobar una reforma electoral en los dos años de mandato que le quedan a este gobierno, con la correlación de fuerzas en el congreso, con los medios de comunicación, con las cortes y con los entes de control como la Fiscalía y la Procuraduría contra el gobierno, es toda una misión imposible.
Además tenemos que tener en cuenta la prioridad de otros reformas como la salud, laboral, pensional, educación, servicios públicos, código minero, que tienen prelación en las próximas legislaturas donde no queda espacio ni correlación de fuerzas para pensar en otra reforma electoral.
Habría que esperar los resultados de un nuevo congreso y un nuevo gobierno para ver si existirían las condiciones para cambiar el sistema electoral vigente, con el fin de hacerlo más democrático, participativo y transparente.
En estas condiciones esperar una reforma electoral está fuera de contexto político, por lo cual al PH no le quedan sino dos caminos: unirse con una sola personería jurídica del PH para participar en las elecciones al congreso en el 2026, o dividirse para que cada partido participe con su propia personera en el evento electoral, lo que a mi modo de ver sería un suicidio político que le vendría como anillo al dedo a la oligarquía para elegir un nuevo gobierno y barrar de un plumazo todos los esfuerzos reformistas del Gobierno del Presidente Gustavo Petro.
Esta segunda posibilidad, de llegar a realizarse, significaría acabar con la potencialidad y el futuro del PH, unido para las elecciones con una sola lista cerrada al Congreso de la República, escogida y conformada mediante mecanismos y procedimientos democráticos de participación popular, como podría ser una consulta avalada por la Registraduría Nacional del Estado Civil.
En las actuales condiciones de la correlación de fuerzas, caracterizada por la promoción del “golpe blando” contra el presidente Petro, a través de algunos medios de comunicación del sistema, de algunos grupos empresariales, de sectores de las Cortes, y de los organismo de control como la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría, sería un gran error de las fuerzas de izquierda y del movimientos progresistas, insistir en conservar su personería jurídica por fuera del PH, en vez de converger en una sola corriente popular, un solo programa de gobierno, una sola lista cerrada al Congreso de la República, una sola línea de alianzas en el Frente Amplio, en la movilización de masas, en la defensa de las reformas y en la lucha parlamentaria nacional, departamental y municipal por la implementación del Plan Nacional de Desarrollo por la paz total y la justicia social.
En la situación política actual, con la avanzada de los sectores fascistas reaccionarios, con los partidos tradicionales vendidas a los grandes empresarios de la salud, del comercio, de los terratenientes, y del capital financiero e inmobiliario, ligados al entramado mafioso y criminal del poder económico real; con el monopolio de los medios de comunicación a favor del establecimiento; con las cortes y los organismos de control conspirando contra el gobierno nacional; en estas condiciones sería una miopía política insistir en conservar la personería jurídica por fuera del PH en las elecciones para congreso en el 2026.
La salida del PH unificado con una sola personería, un solo programa y unos estatutos comunes; conservando la identidad de las diferentes corrientes políticas al interior del PH, pero unidos en la acción política de masas en torno al programa de gobierno, en la lucha parlamentaria, y en la política de alianzas dentro del Frente Amplio, sería la línea para salir adelante en los próximos desarrollos políticos del país.
Además ésta política de unidad podría incrementar los espacios de masas para las fuerzas de izquierda y para los sectores progresistas, elevando el estado de ánimo, movilizando a los sectores populares, organizando los movimientos y educando a los trabajadores para la defensa del gobierno y de las reformas democráticas, y preparando las condiciones para las próximas elecciones de 2026, con vistas a los desarrollos del movimiento popular hacia la revolución democrática y popular.
Dudar de esta posición unitaria es regalarle tiempo a la oligarquía mafiosa para que se organice y acabe de confundir a los trabajadores y al pueblo a través de las mentiras de los medios de comunicación, esperando las elecciones para ganar el gobierno y barrear con los avances democráticos del gobierno popular.
Esperamos el Congreso del PH lo más pronto posible para poder acompañar los debates por las reformas democráticas en el Congreso de la República, con un aparato político organizado, claro en el programa, y diestro y ágil en el manejo de la situación política.
No queda tiempo que perder, manos a la obra.