Nuestros campesinos han sido durante los últimos años los más pacíficos y tranquilos del país. Pero el pasado año, en el mes de agosto los colombianos se vieron asombrados de que miles y miles de campesinos agotados de impaciencia de diferentes sectores agrícolas, salieran a las calles a levantar su voz cansados del abandono y arbitrariedades por parte del estado.
Es importante recordar que Colombia posee uno de los insumos agrícolas más costosos del planeta, que según lo contemplado en el tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, el gobierno nacional prohibió el uso de semillas nacionales a cambio de semillas extranjeras; y no se puede olvidar que 14 millones de campesinos viven en la pobreza.
La indiferencia del estado frente a este conflicto se vio reflejado con el pronunciamiento del presidente Santos al decir: “El tal paro nacional agrario no existe”; mientras al final de cuentas dejaron como resultado múltiples casos de violaciones a los derechos humanos, 8 muertos, más de cuatrocientos heridos y al menos 85 desaparecidos.
Este año vuelve el paro nacional agrario, la rebelión de las ruanas, con mucho furor, con impaciencia al incumplimiento de lo acorado con el gobierno nacional el pasado año.
Se estima que 7,1 millones de campesinos saldrán a las calles a mostrar su indignación frente a la indiferencia y descaro del gobierno, un gobierno que poco a poco va destruyendo lentamente el agro de país.
Nuestros campesinos son nuestros héroes colombianos, y hay que defender de ellos, nuestro mas preciado tesoro.