Las delicadas denuncias que se han venido ventilando por cuenta de los sobornos que presuntamente hiciera la firma Obredecht a algunos servidores públicos y particulares a cambio de privilegios en los procesos de licitación pone una vez más en evidencia la lamentable radiografía de la corrupción en el país. Y no es para menos, pues los hechos denunciados han sido de tal magnitud que hasta la campaña para la reelección del actual presidente Juan Manuel Santos y la de su principal contendor Oscar Iván Zuluaga han sido salpicadas por el escándalo.
Aunque según el ranking de percepción de corrupción elaborado por Transparencia Internacional Colombia ha presentado una mejoría descendiendo de la posición número 83 en el 2015 a la número 90 en el 2016, lo cierto es que aún nos falta mucho por mejorar. Tan es así que otro informe, esta vez presentado por el Observatorio de la Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República el año pasado, señala que en el país de 1.850 sanciones por corrupción, el 50% de los sancionados no paga cárcel y, del restante, el 25% cumple condena en su lugar de residencia. Esto sumado a la vergonzosa cifra que en Colombia el promedio de pena para los corruptos no asciende de 24 meses.
Por eso casos como el de Obredecht, que se suma a los ya polémicos Reficar, Saludcoop y Caprecom, son una muestra de que en el país la corrupción, o más bien, los corruptos, siguen haciendo mella con el erario mientras millones de ciudadanos claman por más recursos en sus territorios que les permitan resolver los incontables problemas sociales y ambientales que históricamente vienen afrontando.
Confiamos en que los órganos de control actuarán esta vez con mayor diligencia y efectividad en la búsqueda y sanción de los responsables. No puede seguir ocurriendo que en nuestro país las denuncias graves por casos de corrupción se ventilen en los medios de comunicación y en la opinión pública pero no deriven en sanciones drásticas a los responsables.
Mientras las investigaciones avanzan es urgente que como ciudadanía cumplamos de una vez por todas con nuestro rol de ejercer control social sobre actividad pública y pongamos en cintura a los corruptos. Por eso, a manera de cuña, manifiesto mi apoyo incondicional a la consulta anticorrupción promovida por el partido Alianza Verde. Iniciativas como estas pueden significar grandes cambios en nuestra cultura política y contribuir de manera efectiva a la lucha contra la corrupción.